José Luis García Herrero
Glosario con nombres
Ha entrado julio y hay mucho qué decir de aquel gran mes, escribe el errátil Umbral (viniendo de él cualquiera sabe) recordando que la avilantez pasó por muchos meses y la plebe fue un lienzo ensangrentado. El moderado Ónega, sin ambages ni endecasílabos encadenados, frente a los que dicen que no se debe agitar la memoria histórica, afirma lo contrario. No para revancha, sino para saber lo que ha ocurrido, para que no vuelva a ocurrir. Riguroso objetivo de investigación universitaria, iniciativas institucionales, participación civil y mediática.
Tal el reciente encuentro, ‘Historia e memoria’, de expertos de toda España en la Facultad de Historia de la Universidad de Santiago. Porque es preciso saber como historiador que el presente hace el pasado y no al revés: asegura el profesor Fernández Prieto. Un encuentro para el rescate de la memoria, para ver y escuchar, para recobrar la paz y la palabra, tanto tiempo amordazada. Para difundir la geografía de la represión en España mediante los llamados ‘mapas de fosas’. Ingente tarea de la ‘Asociación para Recuperación de la Memoria Histórica’, prueba de cargo en la prensa, clamantes imágenes de cruces de obreros fusilados, cadáveres amontonados en los repliegues de la arena: claman los versos de Neruda. Un memorial que irrita a esa clase de gente todavía instalada en la larga noche del franquismo, que rinde honores a una parte: desmemoria, desprecio y falsedad para la otra. Unos son honrados y recompensados: otros confinados en la desmemoria oficial, expulsados de la historia, anota Carlos Castresana.
En Argentina, la Corte Suprema ha determinado que los crímenes contra la Humanidad no prescriben ni son susceptibles de amnistía o indulto. Por tanto, los culpables de 30.000 desaparecidos serán enjuiciados. En España, con exterminio diez veces superior, los responsables siguen ocupando tribunas públicas, presumiendo de su pasado: señala Javier Ortiz. La memoria de la historia saca de su santo quicio a la Iglesia española; la misma que acusa a la II República de persecución religiosa; la misma que lleva décadas canonizando a ‘mártires del 36’ y excluye los curas fusilados por los rebeldes en el País Vasco: comenta Antonio Gala. La misma que construye una iglesia-santuario en Valencia en honor de mártires del bando franquista; que beatificará 498 nuevos mártires de la Guerra Civil el próximo otoño. Azaña pidió paz, piedad y perdón a los vencedores. Pero los obispos que llevaron el odio bajo palio no han pedido perdón nunca: escribe Raúl del Pozo.
Así fue mutilada la historia. Y la paz de los cementerios bajo la Luna, que dijo Bernanos, sepultó los testigos de la infamia durante 40 años. Memoria fosa a fosa recuperada: porque de Priaranza a Flores del Sil, de 1936 a 2007, sigue la búsqueda memorial en la sonora toponimia de las dos Españas de Machado.
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