Sunday, December 16, 2007

HERMANO LOBO

El Mundo/ La Crónica de León/ viernes, 14-12-2007
José Luis García Herrero
Hermano Lobo

Hermano lobo ibérico casi aniquilado, por si no te has enterado aviso que otra vez van a por ti. Armados hasta los dientes con escopetas y rifles, se llaman ¡cazadores! Lo son por deporte, por placer, y son cientos de miles. Cazan de día y hasta de noche; ya lo dijo Don Mendo, de Muñoz Seca: «se le alumbra, se le deslumbra con la lumbre del farol, se le atiza un escopetazo, se le mata y a otra cosa». Además de tan necia matanza, está siendo eliminado utilizando lazos, redes, faros, venenos, cebos y toda clase de indecentes trampas, a pesar de estar catalogado como de especial protección por la UE. Lo peor está a punto de convertirse en matanza masiva, pues se podrá cazar legalmente cuando la Junta de Castilla y León publique su plan de caza, de forma que el lobo será considerado especie cinegética en toda la Comunidad. Como dicen organizaciones ecologistas: «Es un disparate para el que no hay justificación alguna». Hace cinco años el Congreso incluyó al lobo en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas; nada se ha hecho. Y con su caza legal se acaba con 20 años de prohibición, se incrementa el furtivismo, se vulnera la incompatibilidad de la caza con la conservación del espacio natural, ya que la Junta autoriza cada año unas 150.000 licencias de caza. El resultado es más de un millón y medio de piezas de caza menor y unas 30.000 de caza mayor abatidas; sin olvidar los letales efectos sobre las aves por la alta toxicidad de la munición de plomo utilizado por los cazadores. Ese exterminio de animales con cualquier pretexto carpetovetónico recuerda, con una mezcla de cabreo y piedad, la matanza pública de toros, vaquillas, gallos, cerdos…Ahora mismo la de los eternos topillos, habitantes de campos y pueblos abandonados a su mala suerte; de los castores sin papeles; de las grullas que anidaron en Extremadura…
Por una sutil y rara asociación de ideas, evoco a otros olvidados, verdaderos animales políticos de la información y comunicación humana, eliminados cada dos por tres por los cazadores de las libertades durante el franquismo. Hablo de las históricas revistas ‘Hermano Lobo’, ‘Triunfo’, ‘Tiempo de Historia’. La primera, fundada en 1972, logró sobrevivir con 213 números hasta 1976. La segunda, símbolo de la resistencia cultural al franquismo, desde el año 1962 representó las ideas y cultura de la izquierda europea; pero discrepancias internas y problemas económicos dieron al traste con ella en 1982. En la tercera, de 1974 a 1982, más de 400 expertos publicaron trabajos históricos sobre la II República y la Guerra Civil. Tan magnífico trabajo no podía perderse. En agosto de 2007, gracias a un importante grupo de profesionales y archivos de la Universidad de Salamanca se ha realizado la digitalización de esas tres revistas, para que se pueda consultar a través de Internet su testimonial valor histórico y documental.

LAS BARBAS DE TU VECINO

El Mundo/ La Crónica de León/ viernes, 7-12 -2007
José Luis García Herrero
Las barbas de tu vecino

«España vive presa de la especulación urbanística. Una fiebre corruptora que, alimentada por el dinero rápido y fácil, ha roto voluntades y carcomido administraciones. Alcaldes, concejales, promotores, constructores y cargos políticos están siendo investigados»: avanzaba hace un año una prensa de gran difusión. Otro día y en otro lugar un mapa señalaba con una nube de puntos tropecientos municipios, cuyos desarrollos urbanísticos han sido denunciados. Porque en cualquier espacio, protegido o no, especialmente en el litoral, «el animal carnívoro del ladrillo» -dice García Montero- destroza el paisaje, alimentando el insaciable clientelismo de la especulación, ya que legal o ilegalmente se construye en España más viviendas que en toda la Unión Europea. Como hace tiempo cantaba Adriano Celentano: «El alcalde asegura que la ciudad es moderna / no hace caso si dices que el cemento da por tus narices: / es un árbol de 30 pisos». Digo yo, por lo menos. El problema es que la propiedad del suelo está en manos de unos pocos, lucrándose de su máximo valor especulativo gracias a la reclasificación efectiva o pactada, delegando la producción urbanística de la ciudad en empresas ‘mitad monje, mitad soldado’: o sea, ni públicas ni privadas sino todo lo contrario. Una plaga que con la triquiñuela de públicas prolifera como medio de financiación municipal, pero con evidente riesgo -dicho suavemente- de corruptelas. Además, la carencia de un planeamiento urbanístico integral, y ausencia de información y participación ciudadana en todas las acciones urbanísticas, puede incluso calificarse de gestión autoritaria, en la medida que pretendiendo satisfacer necesidades reales de la comunidad se orienta hacia intereses muy singulares, tanto privados como corporativos y electorales de la propia administración local. Esta frecuente práctica populista se manifiesta con acciones a veces necesarias, pero siempre discutible en cuanto se refiere a volumen de gasto, secuencia de prioridades, herramientas de gestión, trazados inadecuados, soluciones únicas, urgencias y desmedidos faustos, monopolio y opacidad…
Por las cuatro esquinas de esta España del ladrillo de oro como herramienta financiera, donde todo el monte es un orégano de cemento y toda propiedad inmobiliaria una losa de por vida, aparecen los carteles tipo sheriff con toga, puñetas y balanza que dicen: ¡Se busca! Son tantos, que no osan los padres de las patrias poner las cosas a punto de rejas en el Código Penal, a no ser incrementando los presupuestos carcelarios para tanto inquilino de lujo y yate. Quién dice el Penal, dice el Civil y otros, con los cuales poder desactivar a tanto experto muñidor del urbanismo.
A propósito, pasado mañana se celebra el ‘Día Internacional contra la Corrupción’. No sé si también el día de las barbas a remojo.

TIEMPOS REVUELTOS

El Mundo/La Crónica de León/ viernes 30-11-2007
José Luis García Herrero
Tiempos revueltos

Hace años, en un artículo sobre especulación, traté del primer ‘crash’ bursátil llamado ‘tulipamanía’. Sucedió a principios del siglo XVII con bulbos del tulipán procedentes del este de Europa introducidos en la apacible Holanda, cuna de la bolsa moderna. Esa planta, por su belleza y escasez, enseguida fue instrumento de especulación financiera, con tal incremento de precios que antes de plantarse multiplicaba su valor dejando elevadas ganancias a los traficantes. La euforia duró siete años; después los especuladores comenzaron a vender, los precios se hundieron, comerciantes, nobleza y modestos inversores se arruinaron. El colapso financiero y depresión económica gravó la economía holandesa varios años.
Salvando aspectos económicos y políticos, los indicadores actuales no son muy diferentes de otros desplomes y crisis internacionales. Una y otra vez la trapacería financiera recorre, cual fantasma no precisamente proletario, los mercados, las bolsas globalizadas; esos zocos en manos de traficantes blindados que desde sus burbujas de oro dirigen el pillaje mundial, arruinan impunemente al conjunto de la sociedad, aumentan los grandes desequilibrios de la estructura social. Sistema que partiendo del supuesto milagro neoliberal, produce relativo bienestar a una pequeña parte de la población, pobreza a la mayoría, peligrosa concentración de poder para unos pocos, corrupción y despilfarro de recursos. Pues según la tesis neoclásica de la economía, Banco Mundial y Fondo Monetario, es suficiente con suprimir barreras comerciales, eliminar la intervención reguladora del Estado, privatizar toda actividad, flexibilizar las relaciones laborales, neutralizar los sindicatos, desactivar el exhausto y mal llamado Estado de Bienestar…para que todo vaya a pedir de boca. Por eso, cuando en estos tiempos revueltos hasta se pone a Keynes marcha atrás, el fundamentalismo neoliberal deja «la guía y supervisión del sistema económico en manos del mercado y de Dios»: dice irónicamente Galbraith.
Son cosas de un ayer cercano, aviso para navegantes del presente secuestrado. Porque a pesar de todas las apariencias, sin duda este mundo tan redondo y apabullante es el mejor de los posibles: jalea el coro de periféricos satisfechos. Sólo falta saber, foto incluida, a quiénes alimenta más y mejor el Sistema. Seguro que a los padres y protagonistas del invento, que para disimular sus tremendos olvidos, errores, daños y trampas colaterales pueden prometer y prometen esmirriadas propinas, migajas de pan y restos de tarta devorada por las elites políticas y económicas que gozan y disfrutan de impunidad y fuero tributarios. Entretanto, a ver si el dios que esté de guardia después de ese marzo que viene trotando nos ampara: si ellos, los de siempre, se hacen con el santo y seña, con el pan y la sal.

LA VIDA POR DELANTE

El Mundo/ La Crónica de León/ viernes 23-11-2007
José Luis Garcia Herrero
La vida por delante

La reciente Conferencia Ministerial de la ONU sobre Envejecimiento celebrada en León -460 delegados y expertos de 56 países-, me incita a repasar mis antiguos textos universitarios de demografía, tablas de mortalidad, el concepto estadístico de esperanza de vida. He aquí que entre libros y autores me atrae, por su vital expresión, el título de un capítulo: «La vida por delante». Sin citar al pie de la letra, vemos que si se elige al azar un niño de los nacidos en el año 1900, podemos deducir cuántos años vivirá partiendo de la probabilidad que facilita la tabla de mortalidad de la cohorte. Esa duración de vida edad por edad se denomina con el término “esperanza de vida”, asignando un valor a cada una de acuerdo con las tablas de mortalidad. En la cultura occidental, al contrario que las primitivas, la palabra “vejez” evoca la carga que impone la visión economicista de la vida; pues el término se asocia con el progresivo desgaste del organismo y mayor posibilidad de accidente. Lo cual Francis Ponge, el poeta de las cosas, ilustra con la supuesta taza en la que bebe café todos los días, no sufre desgaste, puede durar indefinidamente; pero un día por accidente se rompe, envejece al haber agotado su probabilidad de supervivencia: no por ser más vieja. Por tanto, el anciano se siente joven si tiene delante un gran número de más edad. Lo mismo que la población actual, al aumentar la edad media de esperanza, se manifiesta más joven, dinámica, más orientada al futuro que antaño: una realidad contraria a los nefastos augurios sobre senectud. Esta nueva situación de envejecimiento activo parte del análisis comparado de las pirámides de edad desde el siglo XVIII al XXI. Hace tiempo, la esperanza de vida al nacer era de unos 30 años; hoy está alrededor de 80 años, un poco más para la mujer. Por eso las tablas de mortalidad modifican la estructura social y obliga a la sociedad a dirigir una mirada distinta sobre sí misma, a comprender lo que implica el concepto de esperanza de vida activa a cualquier edad para cada uno de nosotros. Porque alejar la muerte, aunque sea como probabilidad, proporciona una visión nueva de futuro: es la profunda revolución de la humanidad ante la transición demográfica del llamado Primer Mundo. Ese ha sido el mensaje final de la Conferencia de la ONU sobre Envejecimiento: «Una sociedad para todas las edades, más equilibrada, justa y democrática». Lo cual aún está por ver.
Aunque puede parecer que la demografía nada tiene que ver con el lenguaje poético, hablo ahora de Antonio Gamoneda: «Hay un anciano ante una senda vacía. Nadie regresa de la ciudad lejana; sólo el viento sobre las últimas huellas. / Yo soy la senda y el anciano, soy la ciudad y el viento». Y de José Hierro: «Qué más da que la nada fuera nada / si más nada será, después de todo, / después de tanto todo para nada». Y pienso en Ramón Carnicer. ¡Salud!

Buenos días, inteligencia

El Mundo/La Crónica de León, viernes 19-11-2007
José Luis García Herrero
Buenos días, inteligencia

No estoy pensando en la brutal frase del inválido general Millán Astray en la Universidad de Salamanca, allá por 1936, un 12 de octubre y luto, en presencia del paradójico Miguel de Unamuno; sino en todo aquello que nutre o destruye la inteligencia: luminoso fenómeno aún poco explicado y mal repartido. Lo pienso escuchando -no oyendo como quien oye llover- tertulias de punto y seguido, a medio camino entre equilibrio cartesiano y un mercado que lo ignora, viendo como el muñidor de derecha e izquierda fracasa en su empeño de andar caminos de estructuras sociales, políticas y económicas con la linterna de Diógenes en ristre, ya que siempre asoma por la esquina desatendida un aguafiestas de montañas nevadas poniéndole verde o morado. Lo mismo pasa cuando se lee -no pasando la vista por encima- algún texto local de opinión a martillazo solemne, donde no queda más títere y cabeza que el defendido por un escribidor de cambiada camisa eclesial, en el peor sentido: tan falsa como la retórica y rancia columna de sentencia inquisitorial histórica. Un día de esos, escuchando y leyendo -cada cosa a su tiempo- ora el funanbulismo herciano, ora las letras de papel mojado con vocación evangelizadora, recordé al ingeniero industrial Rafael Múgica y a su apócrifo Juan de Receta: ese escritor burgués, urbano, realista, escéptico, vital, rebelde. Después y siempre, a Gabriel Celaya, el magnífico, ancho y firme, solidario poeta: “Bien entrenado en el ejercicio de una escritura lírica que se movía entre la vanguardia y la pureza”, dice Ángel González. Porque Celaya borró al individualista Receta para ser no sólo otro escritor, sino también “otro hombre movido por otro amor, otras ideas, otras actividades”.
Como iba diciendo, ondas y papeles me evocaron a Celaya y sus ya casi olvidados versos: “Vamos a ver, amigo, si esto puede aguantarse: / El semillero hirviente de un corazón podrido, / los mordiscos chiquitos de las larvas hambrientas, / los días cualesquiera que nos comen por dentro, / la carga de miseria, la experiencia -un residuo- / las penas amasadas con lento polvo y llanto / los ácidos borrachos de amarguras antiguas / las corrupciones vivas, las penas materiales…” Quizá por eso Celaya, extrañamente irritado, exclama: “Maldigo la poesía concebida como un lujo / cultural por los neutrales / que lavándose las manos se desentienden y evaden. / Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.”
He recordado al Gabriel Celaya de antaño en clave de lectura, oyendo y leyendo cosas que hablan y escriben acá y allá. Unos, aguantando el chaparrón de un micrófono sin puerta. Otros, garabateando con la pluma rayada de estómago agradecido. Además hablo de Celaya porque hoy se celebra, en el neblinoso espacio mundial de la comunicación humana, el “Día Internacional para la Tolerancia”. Bien tan escaso como el agua.

ADIVINA, ADIVINANZA

El Mundo/La Crónica de León/viernes, 9-11-2007
José Luis García Herrero
Adivina, adivinanza

Naturalmente, y por más que lo pienso, es que ni se me pasa por la cabeza a quién o quiénes se refiere una estupenda -por insólita- columna del pasado domingo en este diario. Por eso, y para aquellos amables lectores que a veces pasan por encima de las columnas, extraigo unos párrafos concretos -nada de fuera de texto ni contexto- que son objeto de dubitativa reflexión, cual dice el título de esta mi columna. Porque cuando venga por aquí el presidente de la Junta de Castilla y León para entrevistarse con el alcalde de Ponferrada, con el presidente del singular Consejo Comarcal y “con algún otro sátrapa delegado”, se va a enterar por fin de lo que vale un peine. O sea, del principal problema lacerante “que tiene asqueados a todos los que no están amamantados por la infame teta de la corrupción”, presuntamente incompatible con las libertadas y derechos de un sistema democrático. Una lacra que “ha traspasado los límites de la prudencia y del disimulo para campar con toda su prepotencia”, nada menos que en este Bierzo de las edades por partida doble. Corruptelas que “ni en nuestras peores pesadillas podríamos imaginar se verían tan tuteladas y premiadas”. Porque aquí “ha valido todo y se puede superar si no les cortan las alas”. Para entendernos mejor y penetrar en los entresijos y galimatías de la ‘cosa nostra’, resulta que una trama como la de La Rosaleda (donde está El Rosal, esa catedral de consumo laico aún no protestado por la Conferencia Obispal) es sólo un caso más entre otros. Y atención, que lo siguiente es la cita más larga: “Donde la propia institución municipal es secuestrada por sus gestores para convertirse en instrumento de irregularidades al servicio de unos beneficiarios, que adquieren sin dinero, sin cumplir el pliego, pagando en especies sin valorar, adjudicando a testaferros y transmitiendo a terceros, quienes no llegan a ser titulares”. Caray, piensa uno entre asombrado y cogitabundo: ¿es posible que aquí, en esta tierra que si no es de María Santísima poco le falta, sucedan estas cosas? Pues parece que sí, que en este lugar “se gastan un pasteleo vomitivo que nadie duda que se debe a intereses espurios en favor de un mismo personaje”. A ver si no. Esta muy claro que si el máximo capitoste regional valida la información con fuentes fidedignas, “quedará espeluznado por lo variopinto y profundo del fenómeno”. Por lo tanto, señor Presidente, cuando venga por aquí ya sabe lo que tiene que hacer para liberar a la sociedad berciana de “la corrupción que le oprime”.
Uno, agradeciendo al columnista Portela su valiosa contribución, se acuerda al pronto de la famosa canción de Ray Evans: “Cuando era niño pregunté / óyeme madre, yo que seré / seré muy rico, seré feliz / y ella me contestó: que será, será.” A propósito, justo dentro de un mes se celebra el Día Mundial contra la Corrupción. ¡Hale, Herrera, a por ellos!