Monday, March 19, 2007

REVERSO Y ANVERSO

El Mundo/La Crónica de León/16-03-2007
REVERSO Y ANVERSO
José Luis García Herrero

Opinar, lo que se dice opinar, lo puede hacer cualquiera; mejor si sabe escribir como está mandado. Pensar, lo que se dice pensar cartesianamente, y además trasladar al papel con orden y concierto lingüístico el aleteo sutil del pensamiento ya es otro cantar: como dijeran Saussure, Chomsky, Darwin y otros. Ya que la compleja relación entre lengua y pensamiento es más profunda de lo que a primera vista parece; porque una cosa es discrepar y otra distinta la manipulación torticera de los hechos, especialmente si por en medio anda enredando la emoción primaria, la intervención mediática, el grito y la algarada, la utilización espúrea de himnos y banderas nacionales, de la libertad y la Constitución, de Dios y la Patria como pretexto: donde sólo falta Rey, y hecha está la batalla.
De 1976 a hoy -cuando antaño Fraga con ‘la calle es mía’ advertía a las movilizaciones antifranquistas de que pertenecían en exclusiva al Estado, por supuesto el suyo- ha llovido sobre el asfalto muchas y diversas manifestaciones. Entre otras: por el golpe de Estado del 23-F. El asesinato de Miguel Blanco. El terrorismo de ETA. Contra la ilegal guerra de Irak. Los ‘hilillos’ del Prestige. Los archivos de Salamanca. Los homosexuales. La LOE. Los atentados islamistas del 11-M. Simplemente contra el Gobierno. -Por cierto, siempre se olvida la gran manifestación cívica de enero 1977 por los asesinatos de cinco abogados laboralistas por la extrema derecha-. El caso es que la calle dejó de ser patrimonio del Estado, pero no por eso fue del ciudadano. Por tanto, como ha dicho Oriol Bohigas, es preciso ver la diferencia «entre gente y afirmación de ciudadanía», para distinguir cuando la manifestación está al servicio del electoralismo y cuando el foro callejero en lugar del Parlamento: con mayúscula o minúscula. Porque de la mentira y descalificación, de la escenografía de masas al rechazo del parlamentarismo sólo hay un infame paso: después está el populismo, el caudillismo, la demagogia, el corporativismo, el neofascismo disfrazado de Caperucita roja, azul o verde.
Se equivocó Fraga, se equivocaba; se equivocó Rajoy, se equivocaba. Y Zapatero. Que alguna gente -no la ciudadanía toda como queda dicho- se está acostumbrando o creyendo que la falsedad política y también el clerical gesto de rebelión popular no guarda en su negra manga segundas intenciones. Después siempre es tarde, y cual apuntaba un moderado comentarista luego es muy difícil pisar el freno y dar marcha atrás. Porque para poner y quitar gobiernos y presidentes y ministros y diputados y alcaldes y concejales y lo demás, están las elecciones periódicas. ¡Muy a pesar de ungidos salvadores: qué fácil y qué difícil! Para que no nos pase eso que dicen los versos de Sánchez Ferlosio: «Vendrán más años malos / y nos harán más ciegos; / vendrán más años ciegos / y nos harán más malos».

EL LAZO AZUL

El Mundo/La Crónica de León/ Viernes, 09-03-2007
EL LAZO AZUL
José Luis García Herrero

Un día cualquiera como todos los días se llena el espacio mediático de reportajes, noticias, críticas, opiniones, informaciones, desinformaciones…Cosas de aquí, de allí, de acullá; a veces de más allá: léase Conferencia Episcopal. Tan graves, que uno puede llegar a creer que esta España nuestra camisa blanca de la esperanza -sea una, dos o varias- está a punto de balcanizarse, desaparecer del mapa, en liquidación; y sólo por obra y desgracia de un señor, aunque parezca imposible.
Verbi gratia: una columnista, rubia y apocalíptica, asegura que la salida dada al asunto de un tal De Juana Chaos es el primer plazo infamante para que los asesinos vuelvan a los ayuntamientos a rematar nuestra democracia: escarnecida por el que juró servirla, cumpliendo así su objetivo de liquidar España. Será, dice: «El estigma de Zapatero cuando llegue la hora de escribir la Historia y aparezca como el felón que claudicó ante los terroristas». Cada quisque responde de lo suyo; pero el señor Rajoy, algo más que simple columnista, cual si fuera un quídam va y afirma que la decisión del Gobierno es la menos inteligente que ha visto en su vida: -¡Qué pocas cosas ha visto en su vida este señor varias veces ministro!- Es una decisión «que ni es justa, ni es decente, ni es ética, ni es moral, ni es inteligente»: remacha; metiendo en el mismo entredicho a autoridades judiciales, penitenciarias, sanitarias y políticas. -¡Hala!-
Como resultado del actual calentamiento global-patrio, las calles de España y de Ellos con lazo azul se están infestando de gritos, alarmas y pancartas con el lema de fascista, terrorista, traidor, cabrón, cobarde, dimisión…O sea, ahora más a lo bestia: “Váyase, señor Zapatero”. Al frente, eternamente enojados como Dios, los altos y ubicuos jerarcas “populares”. Al fondo, como quien no quiere la cosa, un tremolar las banderas de España con escudo real o con águila imperial: a elegir. Y Aznar el de las Azores, nada azorado cuando por fin se entera de que no había más armas de destrucción masiva que las de Bush y Cía, entre pancarta y pancarta suelta lo mismo que su mandado: «Se ha convertido al terrorista en un vencedor sobre el Estado de Derecho, sobre la memoria de las víctimas, sobre la dignidad de la nación española».
No sorprende nada que a Fernando Onega -no precisamente izquierdista- le preocupe el PP, pues si fuera cierto todo lo que dicen Aznar, Rajoy, Acebes, Zaplana y otros jerifaltes sobre dignidad nacional, humillación del Estado, cobardía del Gobierno, rendición ante el chantaje del asesino, etc. «este país -dice Onega- estaría en situación de alarma. No habría que criticar al Gobierno; habría que echarlo con urgencia. Calma señores. Cuidado con las palabras; cuando son tan dramáticas, resulta difícil dar marcha atrás».
Yo, con Manuel Rivas y su citado ‘grafiteiro’, pienso: “Hai vida antes da morte?”.

EL TROPISMO NACIONAL

El Mundo/ La Crónica de León/ Viernes, 2-03-2007
El Tropismo Nacional
José Luis García Herrero
No sé si todo este país, medio país, la cuarta parte o sólo una pequeña parte está metido hasta las orejas consistoriales en embrollos urbanísticos. A la espera de saberlo con cuentagotas mediáticas, uno se limita a ver la viga en ojo lejano y la paja en el próximo, y viceversa. Pues aparte de suelo, ladrillo, hipoteca y corrupción engarzados, hay otras cavilaciones sociales: el terror agazapado, la violencia doméstica, escolar, callejera, el cambio climático, la gripe aviar, el asteroide Apofis, la Faes…Además sólo faltan tres meses para el primaveral 27 de mayo, cuando con el sayo aún puesto volverán las golondrinas de las elecciones municipales a 8.108 municipios de España, a 13 de 17 comunidades autónomas, a no sé cuántos cabildos, consejos insulares, de Navarra, del Valle de Arán, Forales…Hay tiempo de sobra, pero los partidos políticos no paran de prometer por sus santos vivos o muertos las más apetecibles inversiones y bienes a cambio del voto esquivo. Son tantas las frases hechas y cosas prometidas anotadas en los papeles, que hoy toca recuperar algunas del señor Rajoy. El cual afirma firme el ademán que quiere «Restablecer la idea de España, devolver a nuestro país la sensatez perdida a todos los niveles, defender una nación en positivo», aunque no explica adonde ha ido a parar la perdida sensatez ni el polo positivo extraviado. Entonces, ¿por qué quiere todo eso? Se responde a sí mismo mirando fijamente los posos de su café: «La mayoría de los españoles no son ni del Pp ni del Psoe, viven al margen de las siglas, huyen de las etiquetas, la gente no quiere memorias históricas ni laicismos ni alianzas de civilizaciones». -Ni gaitas, piensa uno-. La gente, insiste él, «quiere que le den respuesta a sus problemas de personas normales». ¿Y quién dará respuesta a esas raras personas? Está claro: el señor Rajoy. Porque el Pp y sus nada menos que 608 medidas es «El centro político de este país, la alternativa que necesita España». Claro está, siempre que sea al margen de ideas políticas, como aquel de los cuarenta años sin ideas recomendara: «Haga como yo, no se meta en política».
Por si vinieran de nuevo a salvarnos, se me ocurre que acaso sería necesario rebautizar algunas calles de La Rosaleda -aparte de la Manuel Fraga, ya puesta- con otros nombres de la memoria histórica políticamente correcta, que hoy no cito por si las moscas. Entretanto, verbi gratia: calles o grandes alamedas para Mariano Rajoy, Eduardo Zaplana, Ángel Acebes, José María Aznar, Ana Pastor, Arias Cañete, Ignacio Astarloa, Gabriel Elgorriaga, Esperanza Aguirre, Jaime Mayor, Alvarez del Manzano y así…Incluso, porqué no, una calle especial con micrófono y escapulario para Jiménez Losantos.
Parafraseando a Lope de Vega, digo: «Ya estoy en el final, y aun sospecho / que voy estos renglones terminando / mirad si son conformes, y está hecho».