Sunday, July 29, 2007

TEMPLES Y TEMPLETES

El Mundo/ La Crónica de León/ viernes 20-07-2007
José Luis García Herrero
Temples y templetes

Hablando el pasado viernes de Pamplona me acordé de Ponferrada, o viceversa, a cuento de leves similitudes con tono propio. Allá celebran a sangre y fuego, alcohol y cuchipanda los célebres y descerebrados sanfermines, encierros y matanzas de toros. Acá, más templados, cabalgan los templarios: no sé si paseando o buscando como locos el Santo Grial y el Arca de la Alianza que nunca encuentran. Toros, tampoco. Pero todo se andará, pues el temple y templanza del ponferradino, se le supone: a ver quién no tiene un monje guardado en su alma de templar gaitas con la historia de templarios, monasterios y cosas así. Los recios navarros tienen fueros amparados por la Constitución. El Bierzo, no menos recio, un Consejo Comarcal único en su especie, más o menos apoyado por el Estatuto castellano-leonés: después ya se verá. Navarra tiene su UPN; el Bierzo dos: el PB y el PRB. A museos no nos gana nadie, ricos y variados: del Bierzo, del Ferrocarril, de la Radio, de la Energía, de las Cofradías…Si allá disponen de tres universidades, aquí dos: más una políglota Escuela, otra de Turismo y el polifónico Conservatorio de música Cristóbal Halffter. Sin olvidar la exhausta Escuela de Cine y un centro universitario por venir: llamado -qué extraño- de Ciencias Religiosas.
Sin embargo, ay, Ponferrada no tiene ni un sólo templete para alegrar los oídos del espíritu ciudadano los domingos y fiestas de guardar. (Para aquellos que lo olvidaron, recuerdo que un templete es un escenario elevado y redondo, con barandillas de celosía y una cúpula sobre columnas, generalmente de hierro). Qué bien quedaría un templete así, instalado en el centro geométrico de la Plaza del Ayuntamiento en lugar de la rancia y solitaria farola, donde la Banda Municipal -me refiero a la de música- pueda interpretar sinfónicas melodías. Y algún día especial, que el alcalde Carlos López Riesco, y la directora del Conservatorio, María José Cordero -que saben cantar- se arranquen a dúo orfeónico para cultivar al pueblo llano. Quizá hasta algunos hasta se socializan y dejan de embadurnar paredes y escaparates con sus garabatos imbéciles. Pues como bien ha dicho ella: «Ponferrada, culturalmente hablando, todavía tiene mucho que desear». Tal vez por esto mismo el eufórico y triunfal alcalde ha prometido seriamente hacer la Revolución Cultural. Pero como no explica el intríngulis de tal revolución, y no pensamos sea la de Mao Tse Tung ni la del mayo francés ni la de los claveles portugueses ni la de Pongesur y sus oscuras arquitecturas inmobiliarias a la carta, uno queda con la música en la oreja y a la espera de revolucionarse según sea la dialéctica y praxis operativa ofertada por el regidor: dicho así de raro para salir del paso. En fin: ¡Viva la Revolución! Menos la cultura de los toros. La cual, como todo el mundo sabe, simplemente es tortura, cochambre y negocio.

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