Friday, February 06, 2009

UN SOCIALISMO DE ANDAR POR CASA

LA CRÓNICA de León/ 03-02-09
José Luis García Herrero

Decía un amigo mío -excelente escritor, por cierto- que antaño, cuando se pronunciaba la palabra socialismo, la facción beata ibérica se ponía malísima, se santiguaba, y al grito de ¡rojos fuera! salía a la calle en procesión. En los tiempos que corren, sólo la derecha extrema y la Conferencia Episcopal hace algo parecido. Es que el asunto del socialismo progresó una barbaridad: sus ideas y creencias han sufrido mutación; y unas veces por fas y otras por nefas ya no lo reconoce ni don Pablo Iglesias ni don Carlos Marx; lo cual es un trastorno de mucho cuidado y preocupación.
Recuerdo que en su Introducción al Derecho Político, Maurice Duverger clasifica los partidos políticos en tres clases: de cuadros, masas y notables; este, intermedio entre unos y otros. Hoy es difícil encajarlos, pues en vez de vehículo de participación social lo son de alternancia instrumental. Como explica el Nobel de economía 1992, Gary S. Becker, los partidos socialdemócratas europeos en el gobierno suelen carecer de una política diferente a la del adversario, lo que contribuye a la ocupación del Estado por el mercado neoliberal. De hecho, anota Piero Rocchini, se han convertido en órganos de negocio y empleo, dando lugar a un enfrentamiento interno de familias y tendencias, donde la mezcla de ideales e intereses privados produce la pérdida de confianza de la sociedad y absentismo asociado. Porque un socialismo de andar por casa, que olvida su origen y objetivo de modificar democráticamente el sistema para hacerlo más justo y solidario, según el economista Martín Seco deja de serlo para convertirse en otra cosa. Lo cual es aprovechado por los grupos civiles y religiosos interesados en un sedicente descrédito de la izquierda.
Sin ir más lejos, ahí está el caso del tejer y destejer del PSOE berciano, especialmente en Ponferrada. En poco tiempo y espacio -probablemente cuántico y holográfico- ha logrado, de ser casi hegemónico a perder elecciones municipales sucesivas. Lo cual no lo arregla ni los dos susodichos. Menos aún con parches ideológicos ni heteróclitas gestoras de no se sabe bien qué idea: tal vez en beneficio del PP a costa del socialismo del Bierzo. Los capitostes provinciales sabrán porqué. De todos modos a ver si de una vez aciertan y se consigue perder de vista a tránsfugas y neoliberales urbanísticos bajo sospecha judicial.