José Luis García Herrero
El retorno del Mesías
Ahí está, a la puerta de la puerta de Alcalá el que desde su gerencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) regresa, no sólo a pasar un rato ni a buscarle tres pies al gato ni a pedir paso. Regresa mismamente Rato: sí, aquel que iba para ‘premier’ y siendo ministro de Aznar se opuso a la ilegal guerra de Irak. ¿Para que vuelve a casa don Rodrigo Rato si aún no es Navidad? Cualquiera sabe, pues se quedó en gaviota pudiendo ser gavilán, pero vuelve. Unos dicen que para atender la educación de sus hijos; otros que para casarse de nuevo; otros que patatín y patatán. A todo esto: ¿Qué es, políticamente hablando, don Rodrigo Rato Figaredo? Pensemos parabólicamente. En los ejercicios de instrucción militar de la antigua mili el sargento, a voz en grito, ordenaba a los españolitos reclutas: izquierda-derecha. Así una y otra vez, ida y vuelta, haciendo patria al paso alegre de la guerra y paz de los cuarteles. Hoy no se llama mili ni es obligatoria pero da igual, sigue el trasfondo simbólico izquierda-derecha marcando el paso a la sociedad civil, cual amenazante imprecación bélica. Tal vez por eso el señor Rato, tan esperado y temido por unos y otros extraños habitantes del espectro político (mutuamente excluyentes, dijo Bobbio) puede ser al mismo tiempo de derecha, de centro o ni fu ni fa; pero sí buen sabedor de la economía profunda, por lo que al lado de la cúpula del PP es un genio, un demócrata europeo sin una sotana escondida en el fondo del almario. Así que, visto lo visto, a partir del otoño que anda por ahí, abur a la esperanza de Aguirre y del Gallardón; hasta luego el Zaplana; y a ver pasar el tiempo con la facción reaccionaria del ‘obispero nacional-católico’, el Acebes. Según parece, hasta Aznar, eternamente mosqueado, está montando el gran espectáculo FAES 2007 con el recurrente lema: «Democracia frente a terrorismo» y la presencia de una tropa internacional de gurús del neoliberalismo.
A estas alturas del cuento uno se pregunta si tendrá influencia el retorno del señor Rato, por ejemplo: para moderar los tipos de interés antes de que implosione la burbuja inmobiliaria. Para atenuar el tremendismo de la Conferencia Episcopal. Para que se calme el trío cabecilla del PP. Para poner freno y marcha atrás a la fiebre constructora, y por ende a la corrupción urbanística municipal con más de 50 alcaldes imputados. Incluso, a escala menor, si tal advenimiento influirá, por lejana que sea su semejanza, para que el PGOU de Ponferrada se gestione directamente por la corporación municipal y no por esa especie de Fondo Monetario Local (FML) llamado Pongesur. Para que ENDESA quede entera donde nació y creció como patrimonio público. Para limitar la macromagnitud de Carrefour y salvar lo que queda del pequeño comercio. Para dejar de regar las calles con agua potable mientras llega la gran feria del agua de Zaragoza. Y otras cosillas más.
A estas alturas del cuento uno se pregunta si tendrá influencia el retorno del señor Rato, por ejemplo: para moderar los tipos de interés antes de que implosione la burbuja inmobiliaria. Para atenuar el tremendismo de la Conferencia Episcopal. Para que se calme el trío cabecilla del PP. Para poner freno y marcha atrás a la fiebre constructora, y por ende a la corrupción urbanística municipal con más de 50 alcaldes imputados. Incluso, a escala menor, si tal advenimiento influirá, por lejana que sea su semejanza, para que el PGOU de Ponferrada se gestione directamente por la corporación municipal y no por esa especie de Fondo Monetario Local (FML) llamado Pongesur. Para que ENDESA quede entera donde nació y creció como patrimonio público. Para limitar la macromagnitud de Carrefour y salvar lo que queda del pequeño comercio. Para dejar de regar las calles con agua potable mientras llega la gran feria del agua de Zaragoza. Y otras cosillas más.
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