Sunday, July 01, 2007

LEÓN ERA UNA FIESTA

El Mundo/La Crónica de León/Viernes, 8-06-07
José Luis García Herrero
León era una fiesta

Como Paris hacia 1920 -narrado magistralmente por Hemingway- palpitante, vivo elegíaco -anota Leguineche- también León era una fiesta al cumplirse una semana desde que el PP, golpe a golpe, que no verso a verso de urna municipal y autonómica se hizo aún más pepé en León y Castilla, en la Diputación de Carrasco y en el acervo de ayuntamientos de para lo que guste mandar: a excepción del de León, que por los pelos de unos y otros escapa del redil. El caso es que por fas o nefas o por el color del cristal de Campoamor, León era una fiesta de ringorrango institucional, no de literatura vanguardista, vital y nostálgica, cual aquel Paris de posguerra. Simplemente era una fiesta el 3 de junio 2007 porque algunos decidieron celebrar en León el Día de las Fuerzas Armadas. Día de exhibición de lanzacohetes y helicópteros y carros y aviones: de combate, claro está, aunque los forofos de la guerra preventiva afirmen que también sirve para misiones de igualdad, libertad y fraternidad de los pueblos. Quizá porque la democracia, igual que la letra, con sangre entra. Acaso por aquello de que el fin justifica los medios y el que bien te quiere te hará llorar: incluso lágrimas de sangre. Tal vez por y para eso, la mitad de las armas que vende España van a países que violan los derechos humanos y cerca del 40% de inversión en I+D a proyectos militares: así, unos 1.350 millones de euros -no cabe escribirlo en antiguas pesetas ni equivalente de bajas pensiones- para montar no sé cuántos helicópteros Tigre -perdón, hermano tigre-. Pese a todo están en Afganistán, Haití, antigua Yugoslavia, Líbano y un largo etcétera de misiones, diz que humanitarias. Vale, muy agradecidos. Sin olvidar que el verdadero poder está en manos de multinacionales del armamento y petróleo: en la actualidad beneficiarias del botín de 40 conflictos armados; de guerras camufladas de humanitarias y liberadoras: en realidad comerciales, depredadoras. Mientras, no hay dinero para resolver pacíficamente los graves problemas que afectan a la mitad de habitantes del planeta, víctimas del hambre, emigración, enfermedades endémicas, contaminación de sus recursos naturales. Más de dos millones de niños han muerto en los últimos 10 años en las guerras; seis millones gravemente heridos; un millón de huérfanos…Así fluye, como si nada, la gélida estadística del horror globalizado.
Por eso el Día de las Fuerzas Armadas, en lugar de exaltación y homenaje, es sólo un aparatoso espectáculo mitad monje, mitad soldado: cabra incluida. Por lo tanto, a pesar de que «En el mundo no hay mayor pecado / que el de no seguir al abanderado», como Brassens y Paco Ibáñez «Cuando la fiesta nacional / yo me quedo en la cama igual / que la música militar / nunca me supo levantar». Y otro día vendrán las Justas Medievales. Las Templarias. Los Coros y Danzas. Isabel y Fernando. Santiago y cierra, España…

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