Monday, November 22, 2010

Las siete columnas de la Tierra


La Crónica de León/23-11-2010
José Luis García Herrero

Ya llegaron las más de 1.300 páginas del libro “Los Pilares de la Tierra” de Ken Follett, que escrito hace unos 20 años cobra vida para el masivo supermercado de la televisión. Ambientado, en la Edad Media, sus ropajes, mitras, cruces, catedrales, intrigas y espadones, me recuerda otra vez la novela del casi olvidado Fernández Flórez (1879-1964) ensayista, novelista, humorista, donde cuenta que Satanás da un paso cuya consecuencia se descubre en la segunda parte del libro, avisa el primer capítulo de la original novela “Las siete columnas”. Comienza con Acracio, anacoreta, cogitabundo a la entrada de su choza. De pronto, un silencio frío. Sentado en una peña está Satanás con sus alas de murciélago. Se produce un insólito diálogo entre el piadoso Acracio y el Ángel Malo, que se cree el más infeliz de los seres: antes temido, ahora sólo sirve de interjección, máscara de carnaval, pues el Infierno está en la estupidez del hombre. Sigue la historia con un irónico desfile de turba humana: Archibaldo, aristócrata millonario, dona un asilo con niños a la Beneficiencia. Adriana, artista, que por favores lujuriosos del prócer deja a Florio, su novio. Teófilo, fundador de la Caja de Ahorros. El Rey. La Peña Glotones de la Marmita de Oro...Acracio acusa a Satán de la impiedad y pecados del mundo. Este dice: ―¿Qué pides? ―Suprime todas tus tentaciones―,exige Acracio. ―Voy a complacerte: los siete pecados capitales no turbarán más a los hombres. Y los pecados desaparecieron. Pero un enfermizo misticismo se extendió por la Tierra; se hundieron las instituciones; los humanos vivían en la miseria, sin desear nada. Florio, ya anciano, recrimina a Acracio:―Has destruido la felicidad, porque los pecados capitales eran las siete columnas que sostenían el edificio social. Cayeron y todo cayó entre sus ruinas. Entonces una agobiada multitud fue hasta donde Satán había encerrado los pecados, y un clamor brotó de las turbas:―¡Satanás, vuélvenos al Pecado! Acracio, erguido en el umbral de su cueva, veía el desfile de los infortunados, y la piedad y tristeza anegaban su corazón.
Años después, el biólogo norteamericano John Medina, en su libro “El gen y los siete pecados capitales”, dice que las raíces del pecado -lujuria, gula, avaricia, pereza, ira, envidia, soberbia- tienen origen genético, son reacciones químicas que predisponen a cometer esos pecados. O sea, en versión siglo XXI, la decimonónica tesis de Lombroso y su criminal nato.

Tuesday, November 09, 2010

Haciéndonos los suecos


La Crónica de León/9-11-2010
José Luis García Herrero

Escribe en su columna Manuel Campo Vidal, excelente observador y comunicador de la meteorología política hispana, que el Partido Popular -Partido de los Trabajadores, lo rebautiza con burlesco desparpajo Cospedal- puede arrasar, desbaratar, estragar, asolar, arrolla en mayo. Vamos, como Atila, antaño. -Para más sinónimos, veáse Casares-. Y concluye Vidal: empezando por las autonómicas Cantabria, Canarias, Murcia, Rioja, Valencia, Castilla y León...y siguiendo, voto a voto, entre otras capitales, por Barcelona, Sevilla, Santiago, Cáceres, Las Palmas, Soria y Segovia. O sea: que por la gracia de un dios, España unida, grande y libre, jamás será vencida por los hermanos Marx y compañeros de viaje más o menos camuflados entre bastidores. Todo esto y más, dada la darviniana reforma laboral contra los parados, pensionistas, funcionarios, mineros y otros estamentos sociales adelgazados, lo conseguirá el PP, llámese cómo quiera llamarse, sin necesidad de someterse a cursos de formación excluyentes ni demás sutilezas de adaptación funcional de hombre a puesto de trabajo: incluidos los bien pagados de alcalde, concejal, ministro, presidente, delegado de gobierno, jerifalte de diputación y otras sinecuras bien blindadas, porque recordando los “Ensayos políticos” de (William Hazlitt: “El amor a la libertad es el amor a los otros“; pero “el amor al poder es el amor a nosotros mismos.“ Visto lo visto, y teniendo en cuenta el disputado voto a diestro y siniestro, con primarias al estilo valenciano, madrileño o cualquier otra artimaña, sea o no democrática, queda por ver, dado el supuesto empuje arrasador del PP, si acaso ambicionará, además de lo previsto, ser presidente de la Conferencia Episcopal, presidente del Real Madrid (con el visto bueno de doña Esperanza Aguirre y la colaboración aleatoria de doña Rosa Díez, claro está) Incluso, ya puesto a la tarea, primer supernumerario del Opus y hasta dirigir el Orfeón Donostiarra, en este caso con permiso de don Patxi López, que es muy suyo, y un momio no se lo da a cualquiera.
Logre o no el PP alcanzar tan altas cotas de la política nacional, ahí queda para la historia una Huelga General, porque desde Ramón de Campoamor -como todo el mundo sabe- en este mundo traidor nada hay verdad ni mentira: todo es según el color/ del cristal con que se mira, según gustos y manipulaciones estadísticas.