Sunday, July 13, 2008

LA CARA OCULTA DE LA LUNA

La Crónica/ viernes 11-07-08
José Luis García Herrero

Pretendía hablar de la matraca del verano y festejos ibéricos en loor de vírgenes, santos y cristos de diverso martirologio, incluida la endémica plaga de bebercio, comilonas, encierros, toricidios y otras cutres tradiciones de charanga y pandereta: pero no. Porque hoy se celebra el ‘Día Mundial de la Población’ propuesto por ONU el 11 de julio de 1987, cuando la población mundial llega a 5.000 millones de personas. Lo dijo Bennedetti: “En un día del año 1987 nació el niño 5.000 millones. Mucho antes de nacer ya tenía un hambre atroz. Pero su madre tenía más hambre y más sed; y el abuelo tenía hambre y sed más antiguas aún. Una semana después el niño 5.000 millones era un minúsculo esqueleto”. Ha pasado el tiempo, y de casi 6.800 millones de habitantes, más de 2.000 millones necesitan derechos básicos de alimento, cobijo y vestido; además de los servicios que el desarrollo tecnológico puede proporcionar. Cerca de 900 millones padecen hambre y desnutrición crónica. Más de 1.000 millones carecen de alimento y agua potable. 25.000 personas mueren cada día por enfermedades producidas por esa causa. 2.600 millones no tienen acceso a servicios básicos de saneamiento. 1.400 millones viven con menos de un euro al día. 200 millones de niños mueren anualmente antes de cumplir cinco años, etc. Esto no pasa sólo en el mal llamado Tercer Mundo; también los ‘Condenados de la Tierra’ -escribió Frantz Fanon- están en el titulado Primer Mundo. Ya que la exclusión y miseria avanzan a pasos agigantados en esta España nuestra de 46 millones de habitantes, donde un 20% de su población malvive en alguno de los eufemísticos umbrales de pobreza que genera la brutal globalización. Felices fiestas.

LA TORRE DEL HOMENAJE

La Crónica/ viernes 4-07-08
José Luis García Herrero

Ahora va de veras, dijo algo cabreado Neruda en su Estravagario; y sigo yo, glosando a Rubén Darío: porque ahora ya viene el cortejo, los heroicos atletas, las bellas mujeres, los fieros guerreros, los arcos triunfales, los rudos penachos, la pica, la lanza, la roja cruz del Temple, de Malta o Calatrava, las trompas de guerra tocando la marcha triunfal. Ahora llega a medias el Medievo con los a medias templarios a ocupar el no menos a medias castillo del Temple, convertido por arte de magia templaria en fortaleza de cartón piedra y ruina disfrazada de historia incierta, con sus tejadillos a les anciens châteaux, canalones, balconcitos, pendones, estandartes, banderitas de colores a tutiplén. Como dijo un inteligente mozalbete de BUP: lo han escachifollado; uno, menos sabio, añade: hasta descangayado. Ya que por fas o por nefas, por edades del hombre y de la hombra lo han puesto en valor de mercadillo, turismo de cuchipanda y carnavalada segundo piso ascensor. Y todo para que de vez en cuando vengan templarios de pacotilla, verbena y zarzuela chipén a ver si encuentran por ahí el fabuloso tesoro del Rey Salomón y el Arca de la Alianza, acaso de Civilizaciones; además de esa lengua oficial y común y castellana de los neo-abanderados. Lo cual hace recordar que en épocas medievales -¡ah, tiempos aquellos!- hubo la torre aislada y altísima llamada del Homenaje, demostración de respeto, fidelidad y sumisión de los súbditos al señor y dueño de todas las cosas habidas y por haber. Algo así como la Torre de la Rosaleda, el Pazo de Meirás y el Caudillo Franco por la gracia de Dios y de la espada: tan aficionado al estilo Isabel y Fernando, coros y danzas, yugos y flechas, cosas así.