Wednesday, September 16, 2009

UNA MISA DE CAMPAÑA

La Crónica de León/ 15-09-02
José Luis García Herrero

Un obispo, que lo es de León y se llama Julián López, aseguró muy serio: “Hay síntomas de intolerancia en relación con la enseñanza religiosa en la escuela pública y de rechazo de símbolos religiosos”. Otro obispo, Camilo Lorenzo, este de Astorga, impartió misa y comunión en la Plaza del Ayuntamiento de Ponferrada al frente de unos 50 curas y de varios centenares de devotos en las fiestas patronales de la Encina. La autoridad civil, presuntamente no confesional y diligente, cortó durante varias horas la circulación rodada para que obispo y curas exhibieran su fe, sus creencias, su religión y sus símbolos. Es más, acto seguido el alcalde de Páramo, Antonio Silván -que lo es por el Pp- secundado por el presidente del Consejo Comarcal, José Luis Ramón, -que lo es por el Psoe- postrados ante los símbolos sagrados pidieron cosas mundanas a la Virgen de la Encina, ofreciendo a cambio de ello, cebollas, pizarra, castañas, miel y carbón. Lo cual, más que ofrenda parece, en principio, do ut des.
Aparte de eso, llama la atención la presencia de tanto oficiante religioso masculino y ausencia de lo mismo, pero en femenino; o sea, el contrapunto monja. Pues si una mujer llegó a ser madre de Dios (verbi gratia, la advocación Virgen de la Encina), y también, dicho en machista, puede ser fontanero, albañil, incluso ingeniero de caminos, canales y puertos, por qué una mujer no puede ser sacerdote, obispo, arzobispo y hasta cardenal de la Conferencia Episcopal Española, que es algo de menor rango que Papa. Pues no, qué va, resulta que sólo puede ser monja, y mejor si lo es de clausura. El caso es que el ambiente de Ponferrada, ciudad antigua y señorial igual o más que la Lisboa de Pessoa y Portugal, en esos días de fiesta, barullo y escándalo sonoro, se colmó de tolerancia, actos y símbolos religiosos, por supuesto católicos, con participación de multitudes enfervorizadas, autoridades y políticos: diga lo que diga la Constitución española, tan alabada como vulnerada por unos y otros. Y eso que “el gobierno favorece más a los musulmanes que a los católicos”, -Ángel Gabilondo dixit-.
Menos mal que la calidad del aire es buena o muy buena en Ponferrada, según jura por los dioses laicos y física al uso el responsable de la cosa, que también lo es porque el Ayuntamiento civil y no confesional lo ha puesto ahí. Cualquiera sabe por qué.

Wednesday, September 02, 2009

JUERGAS SANTAS Y VIRGINALES

La Crónica de León /1-09-2009
José Luis García Herrero

Este país tan peculiar y diferente que es España (cual afirmó el franquismo por aquella criminal broma de una, grande y libre por la gracia de Dios) sigue celebrando con contumaz celtiberismo y trapo eclesial sus fiestas patronales. A veces en loor de alguna de las numerosas vírgenes; otras veces de santos con perro o sin él: catalogados todos hasta en el Santoral de Luis Carandell. Para esos eventos patronales (no confundir con la CEOE y sus eres que eras) sólo se les ocurre a los padres y madres putativos y putativas de la cosa, además de facilitar la bulla y el bebercio a mogollón, involucrar en la juerga de turno a otros animales, por ejemplo toros y vaquillas, torturándolos a placer hasta la muerte, aparte de devorar bichos más o menos sabrosos: antaño era el pollo, ahora cualquier bicho que si corre, nada o vuela pobre de él, pobre de mí, que dice el paradigma nacional-católico de las sanferminadas.
Bueno, como iba diciendo, resulta que las autoridades civiles, religiosas y militares al alimón, pues para estos menesteres son muy cachondas, celebran en rigurosa jerarquía y formación, con bastón de mando, bajo palio o bajo mazas, la fiesta correspondiente con los más sorprendentes espectáculos asociados al desmadre general. Porque ya que el pueblo llano está con la crisis a cuestas, y además en pleno relativismo moral y laicismo radical: como afirma imperturbable Su Majestad el Papa, puesto que ese pueblo lo pide, que haya pan, tortas, pasteles, galletas o lo que sea, que dicen dijo María Antonieta. Y si acaso fuera costumbre nacional -que sí lo es- pues que haya toros para hacer en todo lo demás cuanto se le antoje: ironiza el filósofo y poeta León de Arroyal, allá por el XIX.
El caso es “Mantener la chusma a raya”: precisa Chomsky. Entretenerla en medio de la pandemia financiera de la impunidad y de esa otra tan virulenta que nadie sabe cómo nombrar. Porque para honrar al Patrón (insisto, no confundir con el señor Díaz Ferrán ni con la patronal, la que sea) es difícil entender que no halla cosa mejor que decibelios por encima de la norma autonómica del ruido carpetovetónico; de la ilegal manipulación de alimentos; de expulsión de detritus por doquier. Como dijo Krahe al cantar a San Cucufato: “¡Qué País! Uno, tan dispuesto al abrazo, y la España cañí va y te da un españazo”. Sobre todo en fiestas patronales.