Sunday, October 29, 2006

ME LO DECÍA MI ABUELITO

El Mundo/La Crónica de León, viernes 21-10-2006
José Luis García Herrero
Me lo decía mi abuelito

Aún estamos en este mes del año que como todos los años dedica un día internacional y simbólico a la ‘Erradicación de la Pobreza’ en el mundo globalizado: se supone incluida esta mi querida España, esta España nuestra, donde más de ocho millones de personas están en el umbral de la pobreza. De estos, cerca de siete millones con menos de 500 euros por familia y más de un millón con menos y bastante más de medio millón con casi nada por familia: o sea, que más de ocho millones de españolitos guarde Dios sobreviven dentro de alguno de los eufemismos contables de pobreza relativa, severa o extrema, según describe con números exactos el Informe Foessa. Mientras esto existe -mal pero existe, aunque algunos no lo crean- España va bien: decía aquel y cuentan los bancos, la bolsa y todos aquellos a los que les va bien la cosa esa de contar, llámese como se llame, y pese a la pesada deuda de las familias españolas entrampadas con sus hipotecas.
Va bien para los diputados siempre a la greña -pelillos a la mar- que suben sus sueldos y privilegios, dietas e indemnizaciones sin retención fiscal; gratis el viaje en avión o tren; gratis el kilometraje y su peaje; gratis un coche con chófer a punto; gratis ordenador portátil y teléfono móvil e Internet. Muy prudentes, se bajan el tiempo para jubilarse con la pensión más alta y sólo once años de todo por la Patria. Nos lo dijo José Agustín Goytisolo: «No te pienses que sin dinero vivirás. La vida es lucha despiadada nadie te ayuda, y si tú solo no adelantas, te irán dejando atrás. ¡Anda muchacho y dale duro! La tierra toda, el sol y el mar, son para aquellos que han sabido sentarse sobre los demás. Me lo decía mi abuelito, me lo decía mi papá, me lo dijeron muchas veces y lo olvidaba muchas más».
Ya que hablo de pobres: por aquí cerca Iberdrola amaga con cortar el suministro eléctrico a muchas instalaciones básicas de León (colegios, guarderías, deportivas…) si el Ayuntamiento no paga el millón de euros que adeuda. El mismo cuya plantilla municipal supera los 2.000 trabajadores: la mayor empresa de la capital. El mismo que gasta 6.000 euros en regalar a no se sabe mil entradas para los toros: esa fiesta nacional y carnicera tan formativa y exquisita. El mismo que parece no enterarse de los cerca de 30.000 leoneses con ingresos inferiores a 300 euros ni de unas 6.000 familias con menos de 100 euros al mes. Como la Junta -rama del mismo árbol que al tronco sale- que admite en un spot televisivo la letal juerga de alancear un toro en Tordesillas. La misma que protesta por tiroteos sobre yacimientos arqueológicos del Teleno y permite la tala de millares de árboles para construir 1.600 chalés, dos hoteles, varios campos de golf en un espacio natural de la sierra de Ávila: refugio protegido de la cigüeña negra. Más aún: recurre el fallo del TSJ que prohíbe tal urbanización. Pobreza, despilfarro, corrupción… ¿Dónde?

Sunday, October 22, 2006

NOS QUEDA LA PALABRA

El Mundo/La Crónica de León/ viernes, 20-10-2006
José Luis García Herrero
Nos queda la palabra

Se preguntaba Italo Calvino (1923-1985) el por qué, el para qué se escribe. Hoy, sin ir más lejos, podía ser del recurrente e irrefrenable urbanismo: esa reiterativa, repetitiva apetencia por la mixtura de cemento, ruido y CO2 de los capitostes de Ponferbella -digo Ponferrada, en qué estaría pensando-. Pero no, será mejor dejar el asunto del ladrillo y sus daños colaterales para cuando los papeles protestados pasen el fielato de la Junta.
Porque ahora, que vienen a todo trapo y trote las elecciones municipales, también hay que hablar por hablar de las hablas de León, Castilla-León, León y Castilla, Castilla y León o cualquier otra paridad de sólo uno, dos, tres o más elementos: si incluimos todas las comarcas de cada variable territorial que andan por ahí a su aire en toda España. En el Bierzo, con su Consejo Comarcal, su presidente, su comisión de gobierno, sus 51 miembros y su sede y su bandera y su escudo, su vivir sin vivir en sí pidiendo más competencias. Pero, glosando por los pelos a Bertolt Brecht, tiene un defecto, le falta algo: quiere gozar de iniciativa legislativa y hasta disponer de lengua propia, cosas de muy difícil solución, pues como en el ‘Atlas Lingüístico de El Bierzo’ dice Alarcos Llorach, de Real Academia Española: «Sorprende que una unidad geográfica e histórica tan bien definida como el Bierzo esté partida en dos por los rasgos lingüísticos: a levante lo leonés, y a poniente lo gallego, hoy bastante absorbidos por el español general». El académico quizá no recuerda que en el año 2001 de este siglo XXI de nuestros sustos y desamores, el ayuntamiento de Villablino, gobernado por IU, propuso con laxo rigor de dialéctica marxista, desgraciadamente abandonada, que se implante como idioma optativo entre los escolares de la Comarca de Laciana la lengua autóctona, variante del lenguaje astur: el pachuezo, porque ello «potenciaría la imagen del idioma oficial de la zona y su personalidad». No olvidemos el habla berciana del Atlas, ni el llionés: que este al parecer la Unesco reconoció como lengua en peligro de extinción. Tampoco esas otras 21 comarcas leonesas sin un sólo consejo comarcal que llevarse al Estatuto, se llamen así o como demanda la siempre original UPL: veguerías, con su correspondiente veguer al frente de cada una con funciones judiciales, gubernativas y militares, al modo y manera del siglo XII de la Era catalana y mallorquina.
Ya lo dijo el Doctor Manuel Díaz, ‘Honoris Causa’ de la Universidad de León: «El leonés no llegó a constituirse nunca como lengua». Y el catedrático J. Ramón Moralas: «La realidad es que hablamos castellano, por muy leoneses que seamos». Por eso el problema -señor Italo Calvino que en paz esté- no va a ser el qué, sino el cómo: si escribir en llionés, astur, gallego, pachuezo, berciano, español, castellano o román paladino. Aparte del inglés del Imperio.

Sunday, October 15, 2006

SOMBRA AQUÍ, SOMBRA ALLÁ

El Mundo/ La Crónica de León/viernes, 13-10-2006

Sombra aquí, sombra allá

José Luis Garcia Herrero

Como la gente, según parece, está algo mosca con tanto verde que te quiero verde, no hay más remedio que hablar otra vez de un PGOU que sigue echando humo entre alegaciones y enredos. Mientras los padres putativos del negocio afirman que en esta ciudad de embelesos hay verde legal para todos -tanto que lo miden en millones de metros, por supuesto cuadrados- un vecino que es leído y además conoce a cuatro en uno del Consejo Comarcal, dice que de eso nada. Que al aumentar suelo para 34.000 nuevas viviendas -más 5.000 de La Rosaleda- en una ciudad de sólo 66.000 habitantes, o hay menos hierba por barba o sobran viviendas. Algo así dicen y escriben los arquitectos y sociólogos urbanos, los economistas y especialistas en derecho urbanístico; incluso el sentido común de las gentes que entienden el urbanismo en su exacta dimensión social. Saben bien que un urbanismo que realiza su papel de producción del espacio urbano al margen de los habitantes suele ser un instrumento para la especulación, a veces en connivencia con las instituciones municipales. Saben que el suelo, por el simple acto de recalificación como urbano, incrementa ciento de veces su valor de cambio sin aportación de capital ni trabajo. Saben que el resultado es lucrativo para unos pocos y negativo para la comunidad, especialmente la periferia, casco antiguo, pequeño comercio tradicional: ya muy afectado por la invasión de grandes superficies comerciales. Además, que un espacio que crece disperso, muy por encima de la demanda real y esperada, encarece la prestación de servicios esenciales, dado que el coste de las infraestructuras es inferior con un desarrollo integrado del alfoz. Y saben por experiencia que una planificación en superficie y volumen superior a lo necesario tampoco detiene ni abarata el precio de viviendas y locales comerciales, siendo una forma más de inversión financiera, corrupción y transferencia de capital oscuro. Los ejemplos no caben en esta columna: los por venir, no digamos.
La actual revisión del PGOU, realizada fuera de plazo con el eufemismo de adaptación a la Ley del Suelo y Reglamento autonómicos, es en realidad un nuevo Plan General que tiende a primar objetivos financieros y privados sobre un urbanismo no disperso ni discriminatorio, capaz de facilitar la urbanidad, el medio ambiente, la cohesión social. O sea, una ciudad más civil, culta y vital. Una ciudad menos ruidosa, tensa, saturada de pintadas atroces, botellones y otras gracias nocturnas como diversión y evasión modal. Una ciudad donde las preguntas tengan respuesta: ¿Qué será de los pueblos del municipio a corto y medio plazo? ¿Quiénes los beneficiarios de un desarrollo faraónico y frenético? ¿Qué pinta la Pongesur en todo esto? Sin saber por qué recuerdo ahora lo que cantaba Ana: «Maquíllate, maquíllate / un espejo de cristal / y mírate, mírate».

Thursday, October 12, 2006

PLAGIO NECESARIO

El Mundo/ La Crónica de León/viernes, 06-10-2006

José Luis Garcia Herrero

Plagio necesario
‘Érase un vez una empresa pública…’, inicia su columna el singular gallego Manuel Rivas con el sugerente epígrafe: «El falo». Se refiere a la colosal chimenea de la central térmica de Endesa en As Pontes, o sea: ‘o máis grande carallo de Europa’. Ya que, sin chovinismo alguno, la estela de las mefíticas emisiones del potente orgasmo alcanza ‘nada más y nada menos que los cielos de la Gran Bretaña’. Formidable ‘nardo energético’ de la más rentable empresa pública española, joya de la corona privatizada a todo gas por el Gobierno Aznar mediante el expeditivo sistema de ‘un liberalismo de corte feudal’. Hoy, cuando los tiburones financieros se disputan ese ‘sex symbol’ industrial, uno al alimón con Manuel Rivas exclama: ‘¡Viva el mayor carajo de Europa!’
Ese medio plagio recuerda la frase de un socialista cuatripartito -adivínese- espetada al municipal gobierno Pp: ¿Dónde estaban ustedes cuando la privatización de Endesa? Y uno mismo, cual el ubicuo personaje, repite: eso, ¿dónde? Donde iban a estar, hombre del Psoe berciano estupefacto: haciendo de las suyas con el urbanismo y otros pirulís de pan y circo, no tan rentables pero productivos. Por cierto: ¿Dónde estaba cada año de cada cuatro; cada mes de cada año; cada día de cada mes la graciosa Oposición a su Majestad el Alcalde y Cía. para cantarles las cuarenta ‘a capella’ o con el orfeón berciano?
Pongamos que ahora hablo de la extemporánea reunión a media luz titulada con un plural: «Jornadas sobre Desarrollos Públicos del Suelo y Vivienda de Ponferrada». Este encuentro de capitostes -unas dos docenas- tuvo lugar el pasado día 29. Según parece, ni arquitectos, juristas, urbanistas, asociaciones de vecinos, alegantes…fueron avisados para que aprendieran cómo llevar a cabo una política para las ciudades: ‘que pasa por reordenar competencias buscando una nueva gestión del territorio desde la coordinación interadministrativa’: según dijo la profesora de la Universidad de Valladolid, María Castrillo Romón. La que impasible el ademán oyó o escuchó -no sé- cómo el señor Alcalde hizo notar ‘el ordenado crecimiento urbanístico de la Ciudad, que ha pasado por la creación de La Rosaleda’. Cómo el vicepresidente de una Asociación de Promotores Públicos de Vivienda y Suelo califica sin pestañear ‘el caso de Ponferrada de ejemplar, al poner en valor suelos para viviendas protegidas’. Cómo el delegado territorial señor Fernández, siempre en toda foto, ‘subraya el esfuerzo del Gobierno regional en generación de vivienda pública’. (¿…?)
Después no sé si todos ellos se fueron felices a yantar perdices, pero sí muy a gusto sin los habituales interlocutores tipo mosca cojonera. Me olvidaba: la Jornada fue organizada por la bifronte sociedad Pongesur: unas veces pública, otras privada, según toque. La cual sabe un rato de esas cosas de urbanismo a su medida.