Friday, July 19, 2013

PARA JOSÉ LUIS GARCÍA HERRERO, porque este poema te gustaba especialmente

PALABRAS PARA JULIA 

 
Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.
Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.
Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.
Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.
Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.
Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otra gente.
Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.
Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti
como ahora pienso.
Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.
La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.
Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.
Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.
Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

autógrafo
José Agustín Goytisolo

Wednesday, July 17, 2013

JOSÉ LUIS GARCIA HERRERO, dentro de dos días hará un año (19-07-2012)



José Luis García Herrero
Dentro de dos días hará un año (19-07-2012) que, fatigado de haber y no haber vivido tanto, te marchaste. Tengo miedo, me dijiste. Miedo del cuándo, dónde, cómo… Miedo del abrazo del fuego que todo lo consume. Recuerdo tu voz preguntándote: “Sé que viví, pero no me acuerdo cómo llegué hasta aquí.” Ahora ya sabes cómo. No te queda nada por saber, me lo dijo tu callada palidez cuando te despediste empujado por la enfermedad, llevándote mi nombre, mi rostro, mi voz, dejándome desolada y sola, huérfana por todo el resto de mi tiempo. 
Regresé al mar sin ti. No había gaviotas rompiendo el aire. Ni el mar se hizo poema dentro de una caracola sonora. Ni el poema se disfrazó de ola, ni la ola se vistió de fino encaje. Ya no pude encontrar rosas azules para ofrecerte, sino sombras azules bajo mis ojos, y un silencio de cristal que grita que sobran las palabras. Ahora el mar y tú sois imágenes robadas al tiempo, impresas en un papel. El mar se disolvió contigo en las olas de la noche, desde donde te escucho y escribo. Ahora contemplo la vida que me inunda con sus aguas revueltas, dispuesta a arrojarme a la playa como una caracola vacía. Ahora que estás en ningún lugar, el vacío ocupa mis manos, y en tu sillón se sienta la soledad. “Los papeles sobre la mesa, las palabras aprendidas, la memoria tan inútil… Todo son imágenes congeladas en el espejo donde estuviste, y nada es normal ni sencillo.”
Fuiste un hombre de fuerte personalidad, un luchador que construyó su vida y la vivió libre, aunque algunos intentaron acotar tu espacio. Ya no eres, pero tu nombre está ligado a la historia de Ponferrada y Endesa. Tu pensamiento como Doctor en Sociología pervive en artículos de opinión. Tu huella como poeta está en tus sólidos libros publicados: “Yotuel-El contorno del aire”, “Palabras contenidas”, “Agenda de los signos”. Tu ideología queda en la “Memoria histórica del último alcalde republicano de Ponferrada, Juan García Arias”, tu padre al que tanto añorabas y junto al que descansas a salvo del olvido.




 
A los que te queríamos nos queda un puzzle descolocado al que le faltan piezas, y una palabra dibujada en el centro de la página. Una sola en tan ancho campo: Adiós. Nuestras manos tocan una rosa marchita que hace daño en el alma. Tiene la palidez de tu ausencia y el aroma de la despedida. Tenías razón, compañero, la soledad era esto. 
Amparo Carballo Blanco/ 17-07-2013