Friday, August 15, 2008

TULIPANES Y VIVIENDAS

LA CRÓNICA/ Viernes 1-08-08
José Luis García Herrero

El diccionario dice que euforia es un estado de ánimo propenso al optimismo; lo cual, advierte el profesor Galbraith, también es un fenómeno económico recurrente que pone en peligro al individuo y a la comunidad toda. Como el aviso del profesor alerta del peligro real de la nociva euforia, contaba yo hace once años la cándida historia de la primera explosión especuladora conocida. Sucedió en la apacible Holanda, cuna de la primera Bolsa moderna, cuando se introdujo en 1630 el tulipán procedente del este de Europa. Por su escasez, belleza y variedad, se convirtió en instrumento de rápidos beneficios, ya que la simple circulación de bulbos dejaba elevadas ganancias a la especulación financiera. La euforia y burbuja duró siete años, pero el colapso y depresión económica afectó a la economía holandesa durante muchos más. Parecidos episodios se han repetido con la misma malvada astucia y frivolidad para obtener el máximo beneficio con el mínimo riesgo, sin creación de riqueza ni aportación al producto colectivo, empobreciendo impunemente al conjunto de la sociedad. Esta vez, en la España manirrota, pues de un alegre salto mortal anunciado hemos pasado de ricos burgueses inmobiliarios a pobres hipotecados; de la euforia a la depresión, crisis, estanflación y cualquier otro palabro afín. Como para muestra basta un botín, sólo hay que echar un vistazo a la burbuja financiera del urbanismo municipal de Ponferrada y su eufórico Pongesur, endeudados hasta las cejas neoliberales. Porque a ver dónde están tantos habitantes y euros que faltan para traficar con tantos millares de nuevas viviendas del PGOU, La Rosaleda, Compostilla, la Ciudad de los Muchachos, etc. Y quién pagará el pato.


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