José Luis García Herrero
Corrupción y poder -dice el sociólogo José Vidal Beneyto- “forman una indisociable pareja que protagoniza uno de los comportamientos más frecuentes y lamentables de nuestra triunfal democracia capitalista”. A la altura y hondura de la cosa política, no se puede decir más y mejor de la peste que infesta casi todos los niveles del Estado de Derecho y supuestos poderes, que al parecer eran tres pero uno sólo en el contrapoder financiero: ese neo-espíritu santo explicado por Hilferding. Así, mientras los que combaten la lacra, como el periodista francés Denis Robert, acosados y amordazados se dan por vencidos, los arribistas de enredos financieros con puñetas legales siguen tan campantes en medio de la tormenta, ya que todos ganan, manque pierdan algo. Por ejemplo: no saciados con la zarza morena contra Endesa, vuelven a comprar, vender, trocar activos y pasivos eléctricos por miles de millones de euros, donde la cúpula de muñidores financieros se forran con el truco de ‘stock options’ a la carta: dicho en jerga a lo inglés para que resulte más esotérico y espante menos al común. Verbigracia: En la cúspide del iceberg político de nuestro andurrial autonómico de vaciamiento demográfico, hay quien se monta -solo o bien acompañado- su propia ‘options’ olímpica, diz que compatible con la dedicación patriótica: quizá porque no hay Quijote que distinga entre molinos, placas o soles áureos. Otro ejemplo: sigue ausente el reglamento y Romanones para saber -más o menos como en la otra Europa- cuánto ganan los alcaldes, los ministros y los etcéteras; cuánto su patrimonio de antes y después del servicio a la Patria: la grande, media o la chica; con crisis o sin crisis. Sumando espero.
No comments:
Post a Comment