Sunday, March 30, 2008

UBICUOS Y OMNISCIOS

El Mundo/La Crónica de León/ viernes 28-03-08
José Luis García Herrero

Parece mentira que casi 10 años después sea actual lo que un día de noviembre escribí pensando en ti como ahora pienso: dijo Goytisolo pensando en Julia. Y yo en el alcalde de la centenaria ciudad, que no es lo mismo. Pues siendo evidente que en los ayuntamientos pasan cosas, en el de Ponferrada han sido necesarios otros cuatro años para que la minoría municipal, opositora y testimonial, comience a darse cuenta de que en la democracia no orgánica su papel también es de gobierno: pese a quien pese. Que están puestos ahí, coste incluido, para efectuar con sus propios medios políticos y jurídicos un depurado análisis de gestión de los asuntos públicos. Siempre con el sano objetivo de colaborar o impedir, según proceda; y de informar a la población de todo lo que se cuece en el interior de los despachos que iban a ser limpio cristal, y que en este tiempo de sugerentes transparencias quedaron tan opacos como antaño. Una oposición reducida, desunida y sorprendida por el inesperado diluvio de obras urbanas, que después de años de atonía -no todos- no supo reaccionar para apoyar lo necesario, cuestionar lo desmesurado y, en muchos casos, indagar fondo y forma. Porque la ciudad no es sólo un conjunto de edificios ni una inversión inmobiliaria ni una clientela electoral. Porque el fin no justifica los medios. Porque la compulsión urbanizadora de gobierno ha carecido desde su origen de la más elemental planificación estratégica; de exigibles parámetros temporales y referencias legales de adjudicación, calidad y recepción. Para comprobar que los controles de calidad son inexistentes, basta observar el lamentable acabado de muchas aceras y calzadas construidas con materiales muy costosos. Además de inexacta adecuación al Plan General. Resultado: nadie sabe cuánto ha costado cada jubilosa inauguración; cuánto cada metro de innecesario mármol y granito a porrillo; a cuánto sale por floreciente barba apostólica o ciudadana cada farola procesional, jardinera faraónica, chirimbolo astutamente concentrado para envidia y boca abierta de propios y extraños. El efecto de tanta improvisación y prepotencia es que sobre luces priman las sombras. Y las sentencias. Sin olvidar la habitual chapuza de hacerse los suecos siendo bercianos.
Pero lo que más aviva el seso y despierta el alma dormida de la santa intransigencia democrática -no opusdeísta- es el monetarista gesto del polifacético alcalde de la ciudad y diputado nacional: muchas cuerdas para un violín. Por eso, ahora que todos los cuentos parecen el cuento de nunca empezar, es hora, tiempo y lugar de pedir las cuentas al gran capitán de cada cual, para saber de una vez si pasa algo en el PSOE o no. Si hay portavoz de la oposición pagado a tocateja o no. Si tenemos alcalde ubicuo y omniscio -coscorrón electoral incluido- o qué. Porque todo a la vez no encaja. Como hace 10 años.

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