José Luis García Herrero
El ruedo ibérico
Claro que no sé (todavía) quien va a ser el guapo celtíbero que el 9-M se lleve el gato al agua (perdón, hermano gato); aunque querer uno y no otro lo pida la razón (la mía), el sentido común y el pánico escaldado de antaño, grabado en la memoria histórica (la propia y la colectiva) cual rescoldo de aquel incendio mitad monje, mitad soldado; mitad mitra, mitad espada, que hizo de la capa de España un sayón ejecutor y turbio. Dicho esto, tan claro como el agua fría, sé que la cosa de marras anda, a trancas y barrancas, sobrada de promesas y escasa de ideología en busca y captura del sillón dorado, entre una izquierda descaecida y una derecha eternamente enojada (como Dios); entre Solbes y Pizarro; entre ZP y MR; entre unos y otros, la casa sin barrer.
Ya que viene a cuento lo paradigmático, hablemos del señor Pizarro: paradigma ‘per se’. Ese buen hombre, que además de declararse de ‘motu proprio’ ganador del debate televisivo, puede afirmar sin remilgo alguno que se siente “identificado con los ciudadanos de a pie”; o sea, los currantes. ¿Por qué? “Porque llevo en la calle mucho tiempo buscándome la vida y sé lo duro que es”: responde, impasible el ademán ex-empresarial. Lo cual no es óbice para que a la vuelta de la esquina de Endesa sea Pizarro un señor rico, muy rico, riquísimo por los cuatro costados de su neochaqueta. Porque el patrimonio que tiene: “Lo he ganado a base de cornadas, como los toreros (…) He trabajado muchísimo y me he ganado cumplidamente el sueldo”. Hasta hace poco, como presidente de la antes pública Joya de la Corona, un sueldo de 3,65 millones de euros al año entre fijo, bonus, seguros y fondo de su pensión, que según la simple cuenta de la vieja, en pesetas, resultan unos 600 millones al año; 11,5 a la semana; 1,7 cada día: salvo error u omisión mediática. Tal vez por eso, ha dicho él: donde mejor están los dineros es en el bolsillo de las personas. A pesar, anota suavemente Solbes, de que hay personas que no tienen dinero y otras ni bolsillos. Ah, si uno fuera rico cantaría como cantaba el violinista en el tejado…
De momento, retomo la rara comparación de la faena corporativa de alto ringorrango con cornadas y toreros, pues no ha quedado claro el origen de las cornadas ni la función de torero. Por consiguiente, con el debido respeto, me permito aconsejar al señor Pizarro que se apunte al “Curso Extraordinario de Formación Continua: La otra cara de la tauromaquia”, que apadrinado por la Universidad de Salamanca (¡Templo de la inteligencia!, dijo Unamuno) se celebrará los días 5 al 8 de marzo a favor de la Fiesta dicen nacional; del cual hablaré otro día poselectoral. Quizá hasta el “Partido antitaurino contra el maltrato animal” (PACMA) y otras organizaciones de personas y animales, pongan los puntos sobre las íes al mesiánico Pizarro. En fin, suerte y al toro; pero mucho cuidado, que este, a veces, es bravo de verdad.
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