Saturday, November 03, 2007

CEBRAS Y TIRANOSAURIOS

El Mundo/La Crónica de León, viernes 26-10-2007
José Luis García Herrero
Cebras y tiranosaurios

El Bierzo en otoño tiene un color especial; y Ponferrada también, claro está: como Sevilla. En otoño, lejos la explosión de la primavera, escapa el fulgor del verano y sus bicicletas sin atreverse el invierno a mostrar los colmillos de hielo y niebla, su temprana madrugada, su hálito de escalofrío. El caso es que el tiempo otoñal de decadencia y penumbra ha llegado con sus melancólicos crepúsculos, con las hojas del árbol caídas juguetes del viento son: justa metáfora para hablar del otoño de un acorralado comercio tradicional, indefenso y sin remedio por el amenazante desembarco de una voraz nave alienígena hambrienta de clientes en 100 kilómetros a la redonda. Porque ya está aquí el comercio transnacional para hacer caja y llevársela quién sabe dónde. Ahí está el mayor centro comercial del Noroeste llamado El Rosal y el reforzado Carrefour: invasora mole con sus 145 locales comerciales, restaurantes, cines, bolera, moda, decoración, electrodomésticos, informática, bricolaje, aparcamiento gratis para 2.400 automóviles…Todo, absolutamente todo, en horario continuo, en el nuevo Lugar Central de Ponferrada, ahí al lado, en ese espacio PAU.1 de guerra y paz bautizado La Rosaleda, a la vera de 5.000 viviendas para 15.000 habitantes, altísimos edificios, babélico rascacielos: lugar antaño periférico que Caja España y PSOE al alimón destinaban para unas 2.400 viviendas.
Otra de las crecientes grandes superficies destructoras del mercado abierto impulsadas por la Junta de Castilla y León, donde un ejército de capital humano frente a maquinas tragaperras trabaja de la mañana a la noche con sueldos miserables. Después vendrán, uno tras otro, el edificio multifuncional -dicen que inteligente- para que se dediquen a sus cosas la Junta, el Ayuntamiento y el Consejo Comarcal; incluso la Iglesia del Buen Pastor: tal vez para orar por ellos y por el otoño anunciado del comercio local. Porque el nuevo lugar central desplaza la vida activa y lúdica urbana, arruina al pequeño comercio tradicional y condena al silencio la vida de los barrios. Pues por muchos gallegos y maragatos que vengan a la delicada Cebra, El Rosal de marras opone un poderoso híbrido, cruce de tiranosaurio y diplodocus, que no se anda por las ramas en la gran merendola mercantil de las cuatro estaciones.
Como advierte en el año 1994 el PP -en la oposición por entonces- el desarrollo integral del PAU.1 que pretendía el gobierno municipal PSOE suponía: «Traicionar a Ponferrada, la ruina económica para los pueblos, barrios, pequeños comerciantes y autónomos», escribe, afirma y firma don Ismael -¡Qué clarividencia!- Claro que una vez alcanzados sus últimos objetivos municipales, y puesto en valor el nefasto espacio, la cosa cambia: y ahí está El Rosal tan fresco como una lechuga del Bierzo haciendo la pascua al pequeño comercio local.

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