Sunday, September 23, 2007

DE VIVOS Y MUERTOS

El Mundo/La Crónica de León/ viernes, 21-09-2007
José Luis García Herrero
De vivos y muertos

Cuando se escriben libros que parecen torpes traducciones; cuando se regalan premios gordos de las letras; cuando el plagio se llama intertextualidad, vale plagiarse uno mismo tomando como referente artículos publicados desde 1984. Diccionario en mano decía yo por entonces que la euforia es un estado de ánimo propenso al optimismo: asunto por demás dañoso, si es político. Ya que «la euforia es un fenómeno que pone en peligro al individuo y a la comunidad económica toda»: escribe Galbraith. Esa euforia, fantasma no precisamente sinistrógiro, es la que recorre esta España nuestra y de las grandes multinacionales, donde el eufórico milagro de la especulación anida hasta en las instituciones del Estado.
Así, al paso ligero de la euforia política sigue el empeño, de momento pacífico, por dejar al Estado cada vez más débil y huérfano de competencias. Buena idea si lograse mermar los escalones burocráticos, acercar la administración al común, reducir costes, democratizar la cosa pública. Sin embargo, al tiempo que pierde soberanía por la integración europea, se multiplican sobre el mismo espacio histórico, político y geográfico instituciones, presupuestos y momios políticos, sin que ello suponga mejora de gestión lo más económica posible para el expoliado contribuyente. Al contrario, aumenta el enmarañado organigrama territorial. Este eufórico paisaje y paisanaje evidencia la necesidad de un modelo de planificación y estructura a nivel estatal, que determine entidades intermedias con personalidad jurídica y competencias delegadas, pero subordinadas, evitando los elevados costes de creación y mantenimiento de instituciones, funciones y procesos insolidarios.
Por ejemplo, teniendo en cuenta los niveles de competencias logrados, demandados o prometidos, el medio centenar de consejeros más otros tantos de amplia gama de empleos, además de elevada dotación presupuestaria, aún no se sabe bien qué hacer con ese Consejo Comarcal del Bierzo que la Comunidad de Castilla y León, como excepción, creó y reguló por Ley y Decretos Regionales de 1991 y 1992. El resultado de este singular, único en su género, inimitable, inefable Consejo es que por fin está logrando él solo y sin ayuda enemiga esfumarse, difuminarse, contradecirse y negarse a sí mismo. A este ritmo no necesita que lo disuelvan -por supuesto cautelarmente- los adversarios alternos internos o alternos externos.
PD: Llegados a este punto de gentes, líos y trifulcas institucionales, uno se pregunta qué importancia tiene eso al lado de la exterminada familia Isaac Cabo Pérez, de Flores del Sil; de una joven madre y su niño de tres años asesinados en 1936 por un grupo de falangistas en «la lucha contra el marxismo». Lo ha contado y documentado aquí, en estas mismas páginas, la ARMH. ¿Borraremos de las siglas la memoria histórica?

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