Saturday, April 30, 2011

Indignaos y reaccionemos

La Crónica de León/27-04-2011



José Luis García Herrero



Cuando seguía en la Complutense de Madrid los cursos de doctorado, leí el libro EL Capital Financiero de Rudolf Hilferding (1877-1941), del que tomo esta cita: ”El capital industrial es Dios Padre que ha dejado como Dios Hijo al capital comercial y bancario, y el capital monetario es el Espíritu Santo; son tres; pero uno sólo en el capital financiero”. Después el neoliberalismo trajo la crisis urdida por esbirros del entramado financiero internacional. Y así estamos, excepto sus agentes, que se quedaron tan frescos con el botín a salvo, incluso incrementado gracias al truco de rescates a costa de los atracados, pues nunca había sido tan grande el diferencial entre más ricos y más pobres.
Reconociendo que es complicado el arte de escribir sin decir nada, nadar sin mojarse el culo, milagro de ser y no estar, de ahí mi admiración hacia los artífices de la elocuencia muda, de la pluma sin tinta, de censura con aplauso, de por si acaso tocar madera con pies de plomo, pues yo pasaba por allí. Qué admirable habilidad navegar por tales vericuetos lingüísticos sin romperse ni mancharse. Dicho esto, es frecuente encontrar en la prensa la narración narcisista llena de florituras, que confunde medio y mensaje; quizá porque ese estilo no pretende informar ni analizar hechos con la herramienta de la indignación y la escritura, sino engatusar a propios y extraños desde la sombría redondez de su ombligo. Menos aún cuando esa retórica oculta los tejemanejes de la globalización financiera, en lugar de escribir sobre lo que ocurre, para que las promesas de mandarines políticos no nos enrollen; ya que ellos tienen los micrófonos y la mentira repetida, ¡ay! del que ose ponerlo en duda: rayos y centellas caerán sobre quien no entienda el peso de la neodemocracia tirando a orgánica.
Aunque dar la cara no es lo mismo que poner la mejilla, -qué casualidad, la izquierda-, escribir es responsabilidad y compromiso, pues como advirtiera con ironía el poeta Celso E. Ferreiro: “Nono esquezas, hai palabras que non debes pronuncialas, nin xiquera pensalas, escribilas”. Quizá por eso, como dicen Stéphane Hessel, J.L. Sampedro y otros más, es preciso indignarse y reaccionar.

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