Sunday, March 06, 2011

Esperando a Godot en mayo florido


La Crónica de León/2-03-2011
José Luis García Herrero

En uno de sus libros, Vázquez Montalbán, inicia un capitulo así: Esperando a los bárbaros llegaron los nuestros. Lo cual me recuerda un lejano artículo político-irónico del escritor gallego Luis Otaduy, titulado: Si vinieran de nuevo a salvarnos. Posteriormente Haro Tecglen escribió sobre esto bajo el epígrafe dramático: Ya están aquí. Pues, como todo el mundo sabe, ellos están en cualquier parte del espectro metafórico de derecha, centro-derecha, centro-izquierda o izquierda, como define Bobbio. Están en todas las partes. Es la invasión legal, claro está, la alternativa, la alternancia, la clonicidad. No son los mismos de antaño, pero son lo mismo, sociológicamente hablando. Otra vez, como antaño, han vuelto a cambiar la letra con la misma música; y con su mejor sonrisa nos dicen que no llegan las arcas del Estado hasta fin de mes, que es necesario apretarse el cinturón, el nuestro; y no agregan aquello de Winston Churchill: sangre, sudor y lágrimas, por eso de la sangre que siempre suena como excesivo, aunque muy patriótico. Y para irnos acostumbrando a lo que vale un peine, antes era una peineta, suben los impuestos, hibernan los estipendios de los funcionarios aún no privatizados, privatizan lo poco que queda de la cosa pública, amagan con las pensiones a la baja...y lo que venga. Pues este inconcluso Estado de Malestar no puede aguantar su precario bienestar sin esas necesarias medidas de ajuste y tentetieso que anuncian los mismos para los demás, para los que están de más. Serán otros los rostros, otros los pelos, otros los gestos y sonrisas, otros los trajes de aquel tiempo nocturno y alevoso; pero son los mismos, es lo mismo la misma música de fondo y alcantarilla, los mismos de aquí y acullá, cueste lo que cueste. Que los que se fueron por abandono de lo necesario, ya no volverán; pero los que se quedaron como estaban, o peor, los demás, necesitan indagar el futuro incierto y amenazante, aunque sólo sea a la sombra de una sombrilla, a la luz de la Luna Catalina o del Sol Lorenzo, que así los llaman en el Bierzo. Verán qué cosas dicen; qué cosas y qué casos justifican los mismos, los mismos de siempre, ellos: Vladimir y Estragón.

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