Sunday, August 02, 2009

EL DISPUTADO VOTO DEL DIPUTADO

La Crónica de León/21-07-09
José Luis García Herrero

La disputa entre leyes del Estado democrático no confesional y las normas que impone a sus fieles la religión sigue agriando la sociedad española. Entre otros ejemplos que regulan la ética social destaca el anteproyecto de Ley Orgánica sobre Interrupción Voluntaria del Embarazo, que simplemente pone al día europeo la legislación que el gobierno de Aznar tuvo en vigor durante ocho años de mandato. “No puede hablarse de un derecho al aborto, ello supondría el reconocimiento del derecho a eliminar a un ser humano distinto a la madre y titular del derecho a la vida humana”. Leyendo esto queda uno patidifuso, pues no lo dice la Conferencia Episcopal Española (CEE), sino el Consejo Fiscal, asesor del Fiscal General, al informar de posible inconstitucional de la Ley del Aborto. La CEE lo refuerza: “Constituye un serio retroceso respecto de la actual legislación, ya de por sí injusta”. Por tanto, según la doctrina de la Iglesia, “ningún católico coherente con su fe podrá aprobarla ni darle su voto”; y tampoco “quien atienda a los justos imperativos de la razón”: por ello advierte de excomunión a cualquiera que participe en un aborto. Difícil papeleta tiene el diputado: si vota a favor de la Ley, los obispos le echan de la Comunión de los Santos. Si vota en contra, aviado va en el partido. Uno, que no es diputado ni creyente, reflexiona por su cuenta y riesgo: puestos los obispos a excomulgar a católicos españoles que no estén contra la Ley del Aborto, ¿serán excomulgados todos los católicos europeos con leyes similares a la española? Dice ‘El Roto’ en su viñeta: “Todo es muy raro, de mi embarazo se ocupa un obispo, y de mi conciencia un ginecólogo”.
Veamos como las gastan obispos despóticos cuando hay conflicto entre leyes civiles y creencias religiosas: “La constitución y leyes laicas que desarrollaron [los legisladores de 1931] fueron un ataque violento y continuado a la conciencia nacional” (...) “Siendo la guerra uno de los azotes más tremendos de la Humanidad, es, a veces, el remedio heroico, único, para centrar las cosas en el quicio de la justicia y volverlas al reinado de la paz. La guerra es, pues, como un plebiscito armado”. Coincidían así, a pie juntillas, los rebeldes militares de 1936 y sus esbirros con el Episcopado español y su Carta Colectiva del 1 de julio de 1937, a la que pertenecen los últimos párrafos.

1 comment:

Paula y Manuel said...

Buenos días Don J.Luis!
Muy buen blog! Felicitaciones!!!

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Gracias por tu valioso tiempo!!!

Paula y Manuel
www.elmacarronsolidario.blogspot.com