Sunday, December 16, 2007

TIEMPOS REVUELTOS

El Mundo/La Crónica de León/ viernes 30-11-2007
José Luis García Herrero
Tiempos revueltos

Hace años, en un artículo sobre especulación, traté del primer ‘crash’ bursátil llamado ‘tulipamanía’. Sucedió a principios del siglo XVII con bulbos del tulipán procedentes del este de Europa introducidos en la apacible Holanda, cuna de la bolsa moderna. Esa planta, por su belleza y escasez, enseguida fue instrumento de especulación financiera, con tal incremento de precios que antes de plantarse multiplicaba su valor dejando elevadas ganancias a los traficantes. La euforia duró siete años; después los especuladores comenzaron a vender, los precios se hundieron, comerciantes, nobleza y modestos inversores se arruinaron. El colapso financiero y depresión económica gravó la economía holandesa varios años.
Salvando aspectos económicos y políticos, los indicadores actuales no son muy diferentes de otros desplomes y crisis internacionales. Una y otra vez la trapacería financiera recorre, cual fantasma no precisamente proletario, los mercados, las bolsas globalizadas; esos zocos en manos de traficantes blindados que desde sus burbujas de oro dirigen el pillaje mundial, arruinan impunemente al conjunto de la sociedad, aumentan los grandes desequilibrios de la estructura social. Sistema que partiendo del supuesto milagro neoliberal, produce relativo bienestar a una pequeña parte de la población, pobreza a la mayoría, peligrosa concentración de poder para unos pocos, corrupción y despilfarro de recursos. Pues según la tesis neoclásica de la economía, Banco Mundial y Fondo Monetario, es suficiente con suprimir barreras comerciales, eliminar la intervención reguladora del Estado, privatizar toda actividad, flexibilizar las relaciones laborales, neutralizar los sindicatos, desactivar el exhausto y mal llamado Estado de Bienestar…para que todo vaya a pedir de boca. Por eso, cuando en estos tiempos revueltos hasta se pone a Keynes marcha atrás, el fundamentalismo neoliberal deja «la guía y supervisión del sistema económico en manos del mercado y de Dios»: dice irónicamente Galbraith.
Son cosas de un ayer cercano, aviso para navegantes del presente secuestrado. Porque a pesar de todas las apariencias, sin duda este mundo tan redondo y apabullante es el mejor de los posibles: jalea el coro de periféricos satisfechos. Sólo falta saber, foto incluida, a quiénes alimenta más y mejor el Sistema. Seguro que a los padres y protagonistas del invento, que para disimular sus tremendos olvidos, errores, daños y trampas colaterales pueden prometer y prometen esmirriadas propinas, migajas de pan y restos de tarta devorada por las elites políticas y económicas que gozan y disfrutan de impunidad y fuero tributarios. Entretanto, a ver si el dios que esté de guardia después de ese marzo que viene trotando nos ampara: si ellos, los de siempre, se hacen con el santo y seña, con el pan y la sal.

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