Saturday, November 19, 2011

Historia de una calle




La Crónica de León, 23-11- 2011

José Luis García Herrero


Hace años los vecinos, ciclistas, peatones, carteros, bomberos, ambulancias, sabían que había una calle que los llevaba de un sitio para otro con relativa rapidez; aunque la calzada estaba llena de socavones, las aceras con baldosas rotas, y el conjunto en deplorables condiciones de uso por abandono secular de un Ayuntamiento inoperante que olvida el bienestar de la ciudad y sus habitantes. Con el tiempo ese espacio urbano pasó a llamarse, pomposamente, Avenida Valdés, olvidando que esa denominación designa, según diccionarios, una calle ancha con árboles a los lados; lo cual no era el caso porque de árboles nada de nada, aunque ahora está de moda, a mayor gloria municipal, llamar avenida a cualquier calle sólo por presunción política.
De pronto, a principio del pasado verano, esa Avenida, una de las principales de Ponferrada, desapareció como por arte de magia, quedando en su lugar zanjas por doquier, tubos a mogollón, vallas metálicas, pasarelas resbaladizas sobre grandes agujeros. ¿Por qué? Porque ante la pasividad del Ayuntamiento, la Junta y otros Organismos al alimón sacaron a licitación las obras, adjudicándolas a un empresario de Valladolid, al margen de empresarios locales con personal, maquinaria y experiencia para ese tipo de obras. El caso es que en octubre, cuando el invierno estaba próximo con sus fríos, lluvias, nieblas y heladas, la empresa contratada presentó en un juzgado solicitud de concurso de acreedores: o sea, quiebra. Y las obras se paralizaron y la Avenida quedó totalmente abandonada, sin vigilancia policial en un barrio céntrico de la ciudad, que ha sido declarado zona saturada de bares. Desde entonces, los fines de semana los vándalos se dedican a tumbar vallas, levantar pasarelas, mear en portales y accesos a cocheras. Y ya nadie puede pasar por la calle del olvido, donde nunca brilla el día. Vecinos y comerciantes están que trinan, algunos hasta cantan ópera: acaso para emular a un alcalde que canta lo suyo en el Bérgidum, y trata de justificar el desastre diciendo: yo no he sido.
Vale citar a Carlo Cipolla: Un estúpido es una persona que causa daño a otra persona o grupo de personas sin obtener provecho para sí: depende.

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