Tuesday, May 18, 2010

EL VELO DE ESQUILACHE

La Crónica de León/ 11-05-2010
José Luis García Herrero

No es que tenga mucho que ver, pero el asunto del velo islámico en el Instituto Camilo José Cela (Pozuelo de Alarcón-Madrid), recuerda que en 1766, siendo rey Carlos III, tuvo lugar en Madrid la revuelta que pasó a la historia como Motín de Esquilache, de carácter político y social, que pretendía impedir la prohibición del uso de la capa larga y el chambergo, con los cuales los madrileños embozados podían realizar todo tipo de atropellos y asaltos, ocultando armas entre los ropajes. Por fin capas y chambergos desaparecieron, aunque curiosamente siguieron reservados para la vestimenta del verdugo, de infausto recuerdo.
Ahora el problema es porque una adolescente se empecina en llevar velo, que atribuye a norma religiosa del Islam, y que nadie le obliga, pese a que vive sojuzgada. Pero ella sostiene de manera absurda que es una heroína defensora de su credo, y que sus normas religiosas son más importantes que las del Instituto. Eso además de falso es inaceptable, pues el velo islámico nada tiene que ver con la libertad religiosa sino con una tradición, cuyo origen sigue siendo la sumisión de la mujer a la voluntad de padres y maridos. Sin embargo, la postura de esa alumna, Najwa Malha, su familia, y quienes la apoyan, hace un flaco favor a la integración de la extensa comunidad musulmana en España. En Francia, las adolescentes agarradas al velo islámico quedarían expulsadas. Aquí basta con matricularse en otro centro con normas internas que permitan el uso del velo o el gorrito de moda. El desafío de Najwa es un disparate, y daña a la mayoría de inmigrantes musulmanes en España, que desean integrarse en nuestro país: uno de los más tolerantes de la UE. Esto lo saben los que aplauden actitudes como la de Najwa, ya que los Institutos tienen normas claras sobre vestimenta, para impedir que los alumnos utilicen el mp3 o similares bajo la gorra, el burka, o el velo, normas que todos deben respetar.
Produce perplejidad la ambigua postura del PSOE y la habitual verborrea del PP, así como la declaración episcopal contra la prohibición del velo. Tal vez porque la toca y vestimenta de nuestras monjas tenga cierto parecido con la del Islam. Por eso la sociedad española no debe permanecer al margen de esta polémica. Un conflicto que debe ser enfocado desde la igualdad entre hombres y mujeres en un «Estado de Derecho que asegure el imperio de la ley como expresión de la voluntad popular».

Sunday, May 02, 2010

ATENCIÓN AL CLIENTE

La Crónica de Leon/ 27-04-2010
José Luis García Herrero

Veamos, por ejemplo si usted quiere llamar por teléfono a alguien, sea su prima Celestina o el propio Sursum Corda, acaso a una empresa de gran implantación y, por un motivo cualquiera, no conoce el número, ¿qué haría? Aparentemente algo muy sencillo: llamar al que se dice Atención al Cliente y solicitar información. Acto seguido le indicarán un 902 de pago. A pesar de ello, como necesita contactar, va y llama. En primer lugar oye música y una voz pregrabada advierte que pulse el 1, si es para tal cosa; el 2, si es para otra cosa; el 3, si es para… Así sigue la letanía hasta que acierta a marcar el número correcto. Y entonces otra voz le proporciona muy deprisa otro número. Si uno es muy hábil, paciente, y consigue anotarlo al vuelo, marca el número. La dichosa voz de marras va y dice: “Todos nuestros operadores están ocupados, por favor, espere...” De nuevo más fondo musical…, hasta que por fin ocurre el milagro: una amable señorita, esta vez de carne y hueso, facilita el número deseado, rogando que no se retire, pues le van a hacer una pregunta para valorar la atención prestada. Uno da las gracias, accede, espera y desespera y valora. Comprobando con indignación que el número no es diferente del primero al que llamó al principio, así que seriamente irritado ,jura en arameo antiguo acordándose -es un decir- de la madre que parió la privatización. Marca otra vez el número. Espera, desespera, oye más música y otra voz grabada le da instrucciones: marque 1, marque 2, marque el 3, marque el 4... Y comienza de nuevo la historia, aumenta el cabreo y exclama: ¿hay alguien ahí? Contesta el silencio. Ya ni música, ni números, sólo pitidos. Explicación: los teléfonos de presunta información son números de empresas privadas, creadas con ánimo de lucro y sin ninguna intención de prestar servicio sobre cualquier tema específico necesario, tanto si es una corporación especializada, o por lo general un ente público. De esta forma el usuario que demande información específica, se convierte en víctima de una red que, en lugar de minimizar, complica la gestión hasta extremos estresantes. Por eso uno se pregunta si está en la era de la información o en la desinformación, pues ¿adónde llamar para ser atendido con eficacia y rapidez? Sin embargo, como necesita hablar con urgencia, insiste: llama de nuevo al servicio de Atención al Cliente… Por fin consigue una larga lista de números. Pero, ¿qué número utilizar para lograr la comunicación deseada? Llegado a este punto, uno se siente incapaz de resolver la situación, y suelta un taco, ahora en arameo moderno.

EL LIBRO, DE FIESTA



La Crónica de León/ 13-04-2010

José Luis García Herrero


Ya está aquí. Regresa la Feria del Libro como regresan los vencejos por abril, y es toda una fiesta. Nada mejor que pasear por la plaza Fernando Miranda, acercarse a las casetas de los libreros y editoriales para buscar y encontrar “nuestro libro”, aquel que reclama nuestra atención. Comprarlo, abrirlo y aspirar su delicioso aroma a libro nuevo.
Sabemos que la lectura es una herramienta fundamental del desarrollo de la personalidad, pero también lo es de socialización como elemento esencial para convivir en democracia y desenvolverse en la sociedad de la información. Ciertamente, los libros son soportes físicos de información, pero también son algo más... son, o deberían ser, obras de arte y codiciados objetos de deseo, que contienen los conocimientos y la fantasía de la Humanidad. Dejarse prender en las páginas de una buena novela, adentrarnos en las propuestas de un ensayo, o en un poemario que nos emociona, es algo mágico y hermoso.
Desde el papiro a los códices el libro ha evolucionado hacia el papel, y el genial Gutenberg lo convirtió en un placer accesible a la mayoría. Ahora hay quien piensa que el libro impreso, amigo fiel, está a punto de irse para no volver, ya que será sustituido por el libro electrónico. Soy de los que mantienen que el tan apocalíptico e-book no matará al libro de papel. ¿Acaso el cine ha matado al teatro?, ¿o la televisión al cine? Como dice Umberto Eco: ”El libro es como la cuchara, el martillo, la rueda, las tijeras. Una vez se han inventado, no se puede hacer nada mejor. El libro ha superado la prueba del tiempo… Quizá evolucionen sus componentes, quizá sus páginas dejen de ser de papel, pero seguirá siendo lo que es”.
Pues bien, yo digo: el libro y las partes que lo componen: cabeza, pie, delantero, planos cubiertas, nervios, tejuelo, guardas, hojas de respeto o cortesía, anteportada o portadilla, contraportada, frontispicio o frontis, portada, página de créditos o derechos, dedicatoria, prólogo, texto, índice, colofón…, no se irá volando ni morirá; siempre florecerá en las Ferias del Libro para seguir anidando en nuestras estanterías y en las bibliotecas de todo el mundo. ¡Larga vida al libro de papel! Por esto, bienvenida sea la fiesta de la lectura en Ponferrada el 23 de abril, Día del Libro.
A propósito, Hontanar cumple diez años que garantizan el buen hacer de la editorial ponferradina. Hay que celebrarlo, pues es un lujo para esta ciudad. ¡Enhorabuena!