Friday, November 06, 2009

ENTRETELAS POLÍTICAS


El procedimiento de adjudicación de contratos del sector público requiere determinados requisitos legales, sobre todo si la cosa a licitar es de tanto pastón que exige anuncio de información previa y ajuste a la Ley de Contratos del Sector Público. Pero qué hacer, por ejemplo, si se quiere adjudicar el asunto a una empresa de amigos sin llamar mucho la atención. Muy fácil: se fragmenta, se fracciona la primera parte de la parte contratante en otra primera parte de otra parte contratante y esta en tantas otras partes contratantes como sea preciso para que valga contratar a dedo cada una de las partes, sin anuncios y sin trabas. Y ya está.
Otro ejemplo, En caso de que la ley -que es muy puñetera y entrometida- exija antes de contratar realizar un serio estudio científico y Declaración de Impacto Ambiental (eso que sirve para dejar en paz a bichos, paisajes y espacios protegidos de todo tipo, especialmente volanderos, acuáticos y terrestres en peligro de extinción) ¿qué hacer para eludir una posible declaración negativa, impidiendo que los amigos y parientes se pongan las botas industriales llamadas sostenibles para disimular, aunque fastidien algún que otro paisaje y animal? Muy sencillo. Se sigue al pie de la letra la división en parcelas de poca monta, de tal forma que no requieran declaración porque su impacto ambiental es pequeño y sostenible; además de esencial para salir de la crisis y vivir en prosperidad. Sobre todo para los amos de la cosa.
Más aún. Los partidos que juegan a ser alternativa -aunque en realidad sea alternancia de poder con matices de color- hace varios años que pudiendo prometer, prometieron y firmaron, una especie de pacto para no pisarse la manguera municipal del transfuguismo, que es una de las muchas formas de hacer trampas con la Ley Electoral -ya de por sí bastante tramposa- y con una Constitución que nunca termina de cumplirse. Pero sin casi decir esta boca es mía, se birlan unos a otros los concejales, alcaldes y lo que haga falta. El caso es okupar la santa casa consistorial, asientos curules y vara de mandar, sin olvidar la paga y otros momios que ayudan a pasar el duro oficio de servicio a la Patria: sea grande, chica o comarcal.
En fin, que desde espías de cine negro a conspiraciones conspiranoicas, pasando por teléfonos pinchados, tramas y corrupciones, es el cuento de nunca acabar.


José Luis García Herrero es sociólogo
La Crónica de León, 13-10-2009

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