Sunday, June 07, 2009

LA MONTAÑA MÁGICA

La Crónica de León/ 12-05-09
José Luis García Herrero

Todo el mundo sabe lo que pretende el ayuntamiento de Ponferrada con el Pajariel. Pero como han pasado varios días desde la gran noticia esperada por los ponferradinos -alcalde dixit- quizá no sobra anotar en esta breve columna lo que se propone, si alguien no lo enmienda, perpetrar el regidor y diputado, o diputado y regidor, con ese monte, montañeta o prominencia natural, que además de arboleda perdida está cubierto de arbustos, matas y otros hierbajos a orillas del Río Sil, allí donde termina la cara y cruz del urbanismo especulativo que paga el llamado pueblo soberano. Veamos. Edificio de usos múltiples en la cima, con superficie de 1.250 m2. Un mercado. Área de acampada libre. 50 kilómetros de itinerarios y senderos temáticos. 60 plazas de cabañas para pernoctar, en una superficie de 1.225 m2. 10 miradores panorámicos. Dos áreas de picnic y zonas de juegos. Observatorio estelar para ver la Luna -que se llama Catalina-. Sin olvidar un teleférico de 750 metros de longitud desde el Parque del Temple hasta la cima del que será Parque Forestal El Pajariel: “Una referencia para la ciudad de Ponferrada y para toda la Comunidad Autónoma”. También para el asombro foráneo, igual que la Torre de la Rosaleda, El Rosal, la Avenida de Juan Carlos y otras maravillas de la burbuja financiera. A propósito: ¿cuánto costará la transformación urbanística-forestal que acometerá la empresa Tragsa en un plazo de más o menos 24 meses? Porque, y el que avisa no es traidor, el asunto nos costará como unos 7,5 millones de euros; o sea, unos 1.300 millones de aquellas pesetas que se fueron al garete. Y uno se pregunta si es mucho o poco siete u ocho millones de euros para vestir el dichoso Pajariel con tanto ringorrango multiusos. Para hacerse una idea, comparemos. Por ejemplo, el ingreso medio anual de un alto ejecutivo de gran banco en el 2008 es de unos 10 millones de euros, además de otros varios para provisión de cada fondo de su pensión particular. O bien, comparar con el salario medio anual de un trabajador mileurista o algo más, y con su pensión trabajada durante decenas de años, amenazada bajo pena de reforma laboral. Una vez hecha la comparanza, se queda uno más bien dubitativo, cabizbajo y cabreado pensando en el Pajariel, en los bancos, en la crisis financiera y hasta en la gripe esa. Se llamen unos y otros como se llamen.


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