Sunday, June 07, 2009

EL TRUCO DE LAS FUNDACIONES

La Crónica de León/14-04-09
José Luis García Herrero

No sé si se acuerdan ustedes de que hubo un tiempo de silencio y tente tieso, cuando no se pagaba por ver la TV; naturalmente franquista y del Estado Español. Tampoco se pagaba por el móvil; no existía, claro está. Ni por el teléfono fijo; poca gente lo tenía en su domicilio, claro está. Ni por aparcar el ansiado coche, un 600 orgulloso de serlo, pudiendo circular sin impuesto añadido, darse un garbeo y lucir un lujazo que muy pocos podían permitirse, claro está. Tampoco había zona azul, pagando por aparcar; pero todo era azul, y hasta Caperucita se llamó Encarnada.
Un día el Centinela de Occidente por fin la palmó, y como canta Sabina: “Ese día en el Infierno hubo gran agitación / muertos de asco y fusilados bailaban de sol a sol”. Por aquí, entre miedos y oscuros trapicheos, comenzó la Transición: todos cambiaban de chaqueta, ideas y objetivos, como camaleónicos políticos de un sistema parlamentario hecho a su medida. Y así empezó el asunto de pagar por todo a medida que la sociedad de mercado (o sea capitalista) inventaba cosas para el consumo humano; necesarias o no, es lo de menos.
Todo esto viene a cuento del invento de las Fundaciones. La que más sabe del truco es doña Esperanza, que poco a poco va creando Fundaciones en las que situar a sus afines. Al final, en el Sistema Sanitario habrá tres tipos de entidades mitad públicas, mitad privadas. 1) Un Insalud (vaya palabreja), para el común de la gente, que siendo público garantice el derecho constitucional, aunque sea en teoría. 2) Otra atención médica para la clase media, difícil de definir hoy, porque va desde el umbral de una pobreza relativa a la más confortable posición y estilo, con otro traje y porte que la diferencie. Ésta será exprimida hasta el límite de sus posibilidades: aseguradoras paralelas, conciertos, pago proporcional sobre servicios normales, total por servicios extraordinarios, etc. 3) Por último, por ahí estarán los lujosos hospitales de ¡cinco estrellas!, los mejores médicos, cirujanos, medios, atenciones. Pero sólo para los ricos, por supuesto es euros, procedentes del mundo de las finanzas, la política, los deportes, el arte; y de esos delincuentes astutos que no los pilla ni Dios.
CODA: Como magistralmente sintetiza El Roto: “Entre mi actividad pública y mis negocios privados no hay ninguna conexión: tengo un bolsillo para cada cosa”.


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