Sunday, February 25, 2007

EL BURRO COMO PRETEXTO

El Mundo/ La Crónica de León/ 16-02-2007
EL BURRO COMO PRETEXTO
José Luis García Herrero

En esta España de las mil caras, burro no hay más que uno. No piensen mal, me refiero al ‘Equus Asinus’: ese pequeño animal de grandes orejas que hasta hace poco se veía trabajado y trabajando en los pueblos. Hay más de uno: reseña el Catálogo Oficial de razas hispánicas: Andaluza; Balear-Mallorquín; Catalana; Encartaciones-Vizcaya; Majorera; Zamorano-Leonesa. Todos ellos a punto de extinción: de más de un millón censados, sólo quedan unos mil. Menos mal que la Asociación para la Defensa del Burro pretende protegerlo en la reserva natural de Rute (Córdoba). Por cierto, dos grandes de las letras españolas, Rafael Alberti y Camilo José Cela, fueron nombrados por esa asociación ‘Arrieros de Honor’, regalando un burro llamado Carabina a Alberti y una burra llamada Golondrina a Cela. La Biblia también cuenta que María hizo el camino de Nazareth a Belén montada en un burro. Otra historia de dioses dice que el burro fue símbolo del griego Dionisio y del egipcio Ra. En Usa, más visuales y sugerentes, el burro representa al partido Demócrata y el elefante al Republicano. Por aquí, unívocamente, la cosa se queda en rosa y gaviota. Pero el burro más amorosamente conocido se llama Platero: «Platero es pequeño, peludo y suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro»: escribe Juan Ramón Jiménez. Después supe de otros burros, aunque nunca entendí el porqué de su mala reputación de terquedad y torpeza: son inteligentes, amistosos y juguetones, como en las páginas de Platero y yo.
Viene a cuento de un título de prensa que no puede ser más expresivo: “Quedan pocos y se los comen”. Y un subtítulo: “¡Menuda burrada!”. Porque en Sort, pueblo de Lleida famoso por su Bruixa lotera, la sociedad gastronómica ‘La Xicola’, para recuperar la tradicional ‘Festa del Ruc’ en la comarca del Pallars, organizó estos días una cena para 400 comensales: donde se sacrificaron, cocinaron y devoraron dos ejemplares macho del ‘guará catalá’. El cartel de fiesta ponía: “Si eres una de aquellas personas que lleva el burro catalán dentro, haz que tu sueño se haga realidad: cómetelo”. Un símbolo de Cataluña, una especie protegida de la que “sólo quedan 300 ejemplares, un animal que durante siglos ha sido compañero de trabajo del hombre en el campo y transporte”: denuncia Ecologistas en Acción. Un simpático icono que diseñó Eloi Alegre para una organización de defensa del burro catalán. Por eso, como en el verso de Gloria Fuertes: «No llamar burro al burro, llamarle ayudante del hombre o llamarle persona». Añado: mejor no llamar persona al comensal de esa burrada. Escrito está en el artículo 11 de los Derechos del Animal: «Todo acto que implique la muerte de un animal sin necesidad es un biocidio, un crimen contra la vida». Buen provecho.

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