La Crónica de León/ 9-05-2012
José Luis García Herrero
Estaba con la prensa a cuestas, leyendo cosas que ponen
los pelos de punta sobre la demolición del Estado, cuando me encontré con “Un
sindiós” de Juan José Millás, un extracto sobre lo que está pasando en este
País, y que reproduzco en parte: “Se pone precio a la sanidad para que continúe
siendo gratuita y se expulsa de ella a determinados colectivos para que siga
siendo universal. Se liquidan las leyes laborales para salvaguardar los
derechos de los trabajadores y se penaliza al jubilado y al enfermo para
proteger a los colectivos más vulnerables. En cuanto a la educación, ponemos
las tasas universitarias por las nubes para defender la igualdad de
oportunidades y estimulamos su privatización para que continúe siendo pública.
No es todo, ya que al objeto de mantener el orden público amnistiamos a los
delincuentes grandes, ofrecemos salidas fiscales a los defraudadores ambiciosos
y metemos cuatro años en la cárcel al que rompa una farola”. Más claro no puede
estar. ¡Qué más se puede pedir, qué menos!
También leo que los socialistas franceses se han llevado el gato al agua en el país
vecino. Por fin, después de 17 años, Francia vuelve a ser socialista. ¡Una
buena noticia! Pero de pronto me golpea la indigerible y siniestra entrada en el Parlamento democrático griego de una formación neonazi. Y
recuerdo los versos de Alberti: “Hace falta estar ciegos, tener como
metidas en los ojos raspaduras de vidrio, cal viva, arena hirviendo”.
En medio de todo esto una foto me impacta. Dos personas de
una asociación protectora de animales contemplan el cadáver de un perro
ahorcado al pie de un árbol. No es el primero. Es habitual que en muchas
comunidades los cazadores y dueños de
galgos al terminar la veda o perder aptitudes los manden “a bailar”; o sea,
“los dejan apoyados en sus patas traseras para prolongar su agonía”. Cada año
unos 20.000 perros de caza y carreras son sacrificados de esa forma, dice la
Asociación. Indignante.
A mi alrededor el mundo se desmorona: crisis de valores,
política económica depredadora, terrorismo de guerra preventiva, hambruna
planetaria, enfermedades, están matando a la mitad de la Humanidad... Sin duda
un fallo multiorgánico global.
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