Friday, May 13, 2011

El malo de la película de malos





La Crónica de León/11-05-2011

José Luis García Herrero


Según se sale de la Vía Láctea, entrando a mano derecha está el planeta Tierra, donde un día sí y otro también hay un malo como en toda película de malos y buenos, de policías y ladrones. Por eso hoy es un buen día para todos, es decir, para España, para Europa, para el mundo globalizado que dicen democrático y, por supuesto, para todos los norteamericanos, los cuales han logrado terminar por fin con el malo más malo de todos: el líder de Al Qaeda, Bin Laden, que era un peligro para el mundo entero y al parecer el más peligroso: dicen muy satisfechos el presidente de Estados Unidos, Barack Obama y Carney, su portavoz, después del asalto de fuerzas especiales a la casuca de Bin en Abbottabad, al norte de Islamabad, capital paquistaní. Pero sin explicar como lograron encontrar y liquidar extrajudicialmente a un siniestro barbudo entre tantos talibanes malvados y barbados como él. O sea, como poetizó Rosalía: “A xusticia pol-a man.”
Esta captura se parece algo a aquella tan sonada de Sadam Hussein, y sospecha uno que lleva camino de parecerse a lo que será terminar con otro de los malos que se llama Gadafi. (Se llamaba, diría un pistolero) A pesar de tanta confusión mental aceptamos sin rechistar que si queremos un planeta pacífico, justo y democrático es preciso deshacerse de todos los malos, aunque sea necesario arrasar gran parte de países, además de eliminar a millares de inocentes que andan enredando por ahí. Ya sabemos desde Sartre que cuando los poderosos hacen la guerra, los pobres son los que mueren: qué se va a hacer. Sin embargo a más de uno le queda una duda metódica y se pregunta, con cierto retintín, si tal vez no fuera mejor echar a todos los malos sin tanta destrucción ni pasándose por el arco triunfal de cada exterminio el Derecho Internacional, los Derechos Humanos, el Convenio de Ginebra y otros nimios detalles. Naturalmente en nombre de no se sabe qué libertad, ni qué dios: quizá el que suele invocarse para que bendiga cada guerra humanitaria. ¡Vaya por Dios!
En fin, ya tenemos a Bin Laden y casi a Gadafi: ahora sólo falta capturar y ejecutar a centenares de partidarios de unos y otros. Parece que sí. Hala, a por ellos.

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